¿Puede un partido político renovarse, resurgir o revitalizarse, tras noventa años de haber sido fundado?   Por supuesto que sí puede renovarse, resurgir o revitalizarse un partido político con sus noventa años a cuestas, más aún si sus glorias y sus aportaciones a la consolidación de las instituciones y de la nación han sido evidentemente útiles y ampliamente reconocidas dentro y fuera del país. Ello será posible siempre y cuando imperen en sus militantes y en sus dirigentes condiciones, características y actitudes definitorias, inevitables y fundamentales, como lo son: determinación política, visión de largo alcance y aliento, espíritus democrático, de respeto a las ideas, inclusión, tolerancia y unidad; voluntad para el cambio y para la evolución, espíritus de lealtad, madurez, respeto a la libertad de expresión y ausencia de autoritarismo, arrogancia y soberbia; redefinición de estrategias, actualización programática, confirmación y reafirmación de la ideología avanzada y progresista, anulación de cualesquier vestigio de conservadurismo, con aplicación de correctivos a los errores cometidos; combate a la corrupción, impunidad y simulación; refrendos de principios y valores esenciales, dejar de ser una mera agencia electoral y de colocaciones para ser un verdadero partido político, con iniciativas de vanguardia y liderazgo, en actitud vigilante y con plena responsabilidad al ser gobierno o al asumirse como oposición; avanzando en innovación, ética y creatividad en las maneras de decidir y de actuar, con el fin de acercarse de mejor manera al pueblo, para encabezarlo y para abanderar sus causas más sentidas; se requiere, además, realizar adecuaciones y cambios tácticos en la operación política, para renovar y fortalecer todas las estructuras en sus instancias seccionales, municipales, estatales y nacionales; buscar nuevas fuentes de financiamiento lícito para la operación misma y para impulsar al máximo la educación y la capacitación políticas de manera más eficiente, para hacer de la formación de cuadros un eje rector del PRI, mediante el fortalecimiento y el relanzamiento del Instituto Reyes Heroles; y para poner en práctica una intensa y eficaz política de comunicación social y de divulgación ideológica, mediante los instrumentos de difusión más modernos, eficaces e idóneos; buscando un mayor acercamiento con el segmento intelectual y cultural más destacado, a través de la Fundación Colosio, A. C. a la que habrá que revitalizar.

Es prioritaria, también, la recuperación del contacto y de una vinculación sustentada con obreros y campesinos, con mujeres y con jóvenes mediante acciones concretas y tangibles en la búsqueda de promover un estado de bienestar y para propiciar un entreveramiento generacional con preeminencia de jóvenes valiosos, capaces y honestos, de todos los géneros, con evidente vocación social y política, en una sólida sinergia con veteranos prestigiados que sean verdaderos buenos ejemplos a seguir, y que cuenten con desempeños honrados, destacados y reconocidos; más el establecimiento de estímulos, reconocimientos y recompensas efectivas y tangibles, para con la militancia y con las y los simpatizantes, en consonancia y en consecuencia con los procesos de selección de candidatos a puestos de elección popular y de dirigencia en todos los niveles, en los que se privilegie a los mejores y más aceptados elementos por el electorado y por la sociedad en general, caracterizados por valores tales como patriotismo, compromiso social y político, vocación de servicio, sencillez, honradez, capacidad, buena fama pública, arraigo popular y prestigio personal.

Para lograr estos objetivos se precisa de grandes decisiones políticas y de enormes esfuerzos políticos, frente al avasallamiento que en estos tiempos ejerce la fuerza mayoritaria actual que gobierna, opera y ejerce el poder casi de manera absoluta y unipersonal, sin los contrapesos indispensables que la sociedad merece y debiera exigir con mayor énfasis, fuerza y efectividad, pues la democracia y el país lo requieren con urgencia.

Es tarea ardua y difícil la que se propone, pero no es imposible realizarla, si en verdad se quiere levantar al PRI para reemprender el camino hacia la recuperación del terreno perdido y para alcanzar victorias electorales y de causas, que lo vuelvan a posicionar como una fuerza política importante y decisiva con el fin de que MÉXICO siga avanzando y evolucionando por senderos de progreso y bienestar para toda la población en su conjunto, donde la fuerza del priismo se vuelva a hacer sentir para marcar el camino y la conducción del desarrollo, por lo pronto buscando recuperar paulatinamente el respaldo popular, corrigiendo errores y denunciando las lacras que tanto daño han causado, para ubicarse como un fuerte contrapeso en alianza con fuerzas afines.

Se requiere actuar, siempre, y en todos los órdenes, con dignidad política, con grandeza y con altura de miras, sin rencores pero con valentía y decisión inquebrantable; aunque con madurez y con mesura, alejados de la vergonzosa y ofensiva abyección y del penoso entreguismo que algunos asumen en aras de la complacencia con el poderoso para lograr acomodarse carentes de escrúpulos.

En el caso específico del Partido Revolucionario Institucional (PRI), es de capital importancia no ocultar ni olvidar el pasado brillante fundacional y su buen desempeño histórico, -con sus glorias y sus logros-, pero también con sus errores y desaciertos, que lo condujeron primero a una consolidación hegemónica exitosa aunque no carente de abusos y de fallas, por espacio de 70 años; enseguida el electorado nos llevó, con razones, a dos derrotas consecutivas que le otorgaron la jefatura del poder federal durante doce años, al Partido Acción Nacional (PAN), más tarde llegó la recuperación política y electoral del PRI producto de la alternancia democrática, aunque tan solo por seis años y, más recientemente, el hartazgo social generado por decisiones y actitudes detestables e inaceptables de gobernantes desprestigiados nos llevaron a la debacle electoral más grande de la historia, propinada por el Movimiento de Renovación Nacional (Morena) y por sus aliados: El Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES) ante el enojo de la sociedad por la inseguridad, la corrupción y la impunidad inocultables no obstante los avances económicos, sociales y en infraestructura que se obtuvieron, y muy a pesar de las reformas estructurales de gran calado que se lograron durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto con el respaldo legislativo mayoritario, a la luz del Pacto por MÉXICO.

Todo lo bueno se vio empañado y afectado por la imagen de lo malo, y ello derivó en situaciones muy penosas y lamentables.

Referencias históricas: El PRI, nacido en 1929, como Partido Nacional Revolucionario (PNR), merced al genio político, al talento, a la reciedumbre, a la determinación y a la visión indiscutibles del General Plutarco Elías Calles, pasó del propósito primigenio de aglutinar a las fuerzas revolucionarias dominantes, -militares y civiles-, para arribar a una era marcada por el inicio de la creación de instituciones de la mayor importancia para la vida del país, en lo económico, industrial y financiero, en lo social, educativo y cultural, y en lo político, rumbo a la ansiada civilidad; que fueron las piedras angulares para la edificación del progreso del MÉXICO posterior a la lucha armada.

En la etapa final del período conocido como “maximato” por el ejercicio fáctico del mando, por parte del llamado jefe máximo de la revolución mexicana, don Plutarco Elías Calles, (Durante los gobiernos jurídicamente encabezados formalmente por Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez y Emilio Portes Gil), surgió la candidatura del General Lázaro Cárdenas del Río y a los pocos días de haber asumido la Presidencia de la República impulsó los cambios y adecuaciones del partido político que lo llevó a ejercer el poder principal del país, convirtiendo al PNR en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), con énfasis en los beneficios a las fuerzas en proceso de organización de los campesinos y de los obreros, (con reparto agrario y reivindicaciones sociales y económicas en la a los trabajadores) y con un formidable impulso a la educación con inspiración socialista y al fomento de la cultura popular; y en lo económico con el paso histórico de la expropiación petrolera en 1938, y la creación de Petróleos Mexicanos (PEMEX).

El PRM se fortaleció, más intensamente, con las organizaciones de obreros y campesinos a las que privilegió y reivindicó, y así sacó adelante la candidatura del General Manuel Ávila Camacho, y lo llevó a la victoria contra el también General Juan Andrew Almazán, tras el sacrificio prudente del ameritado revolucionario muy allegado al General Cárdenas, -pero muy radical-, General Francisco J. Múgica, quien se conformó con ser gobernador de los Estados de Michoacán, Tabasco y Baja California Sur y Secretario de Comunicaciones y Transportes.

Previo al final del mandato del llamado “presidente caballero”, el exgobernador de Veracruz, Miguel Alemán Valdez, fue preparado para ser el sucesor - primer civil- del presidente de la República -de formación militar-, y desde allí influyó para la reconversión del PRM en PRI, alentando la formación de una sólida e innovadora clase media emergente, con preeminencia profesional y empresarial, para dar paso al partido pluriclasista que desde entonces es el Partido Revolucionario Institucional.

Los mandos militares fueron reubicados y alejados paulatinamente de las posiciones político electorales de gobierno, para dar paso al civilismo más impresionante de la época. Así surgió el PRI, en las postrimerías del mandato avilacamachista, ya bajo la inspiración alemanista; y como tal, abanderó la candidatura del llamado “cachorro de la revolución”, y se consolidó durante el sexenio encabezado por el presidente Miguel Alemán, a cuyo amparo surgen las figuras de Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz.

Después surgen las figuras de Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León y Enrique Peña Nieto; todos con sus luces y con sus sombras por sus aciertos y por sus errores, pero el balance fue positivo, y el PRI y el país, a pesar de imposiciones y arbitrariedades, y de la corrupción manifiesta de pésimos gobernantes surgidos de nuestras filas han seguido avanzando.

A las y los mexicanos y en especial a quienes militamos en el PRI nos espera un futuro sombrío desde los puntos de vista económico, financiero, político y social. Tenemos que actuar en consecuencia, para salvar a MÉXICO de los estragos que se cometen y seguramente de cometerán, en el marco de la llamada Cuarta Transformación.

El PRI debe transformarse para hacer frente a los excesos presentes y futuros; más allá del cambio de nombre y de siglas, asunto que podría ser irrelevante o Importante, pero que no es un tema que habrá de estar en manos de la militancia, y que habrá de ser resuelto en el marco de una Asamblea General del Partido, si se considera pertinente incluirlo en la agenda de los temas a debatir.

*El autor es originario de Guamúchil, Sinaloa, tiene recién cumplidos 68 años de edad; es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM, donde ha sido catedrático al igual que en Georgetown University de Washington, DC; es militante del PRI desde hace 50 años. Actualmente es miembro de los Consejos políticos municipal, estatal y nacional de este partido político. Ha sido Diputado federal en dos ocasiones, en las legislaturas 56 y 62 , fue Presidente de la Cámara de Diputados en la 56 Legislatura. Ha ocupado diferentes carteras en el CEN del PRI y fue Presidente de la Comisión Estatal de Procesos Internos del CDE del PRI en Sinaloa. Se desempeñó como Director General del Consejo Nacional de Recursos para la Atención de la Juventud (CREA), Cónsul General de MÉXICO en Chicago, Illinois, (EE.UU.) y Embajador de nuestro país en Cuba. Es colaborador habitual de los periódicos nacionales La Jornada, y El Heraldo, y del diario español El País, así como de SDP Noticias.

Tiene una sólida trayectoria como político, politólogo, comunicador y diplomático.