Señorita Islas, entiendo su postura, pero no la comparto. La entiendo porque trabaja usted para el PRI y es natural que defienda a su fuente de ingresos de los opositores, pero principalmente porque López Obrador representa al mismísimo anticristo (sin exagerar) para muchos, juicio que quizá comparta.
Hay cosas en las que no comulgo con AMLO, pero dentro de su necedad, sordera, soberbia y cuantos adjetivos guste usted agregar, reconozco a un hombre que se ha pronunciado contra un sistema deficiente, un Andrés Manuel que entretanto propone plan de austeridad, otros le dejan en bandeja de plata un millonario regalito (o avioncito) al ya próximo presidente; este último orgullosamente emparentado del dueño de un castillo.
Obrador ha sido denostado durante muchos años por hacer acto de protesta y señalar la ineficiencia (o descaro) de quienes dirigen al país y las instituciones, cosa que pocos se atreven a hacer. No hay manera de negar esto: vivimos en un país altamente corrupto, quien no lo vea vive en una burbuja. Pero si alguien es capaz de señalarlo (como mencioné en la columna: “De traición y locura”), es tachado de lunático e intolerante. Así es como llaman a quienes se niegan caer otra vez en la sumisión y cruzarse de brazos como si nada hubiere pasado, con la conformidad que las telenovelas del canal de las estrellas ofrece.
No sólo es AMLO, Jennifer, somos millones, más de los que cree; más incluso de los que dieron su voto por convicción a Peña Nieto. No es el sentimiento egoísta que muchos adinerados del lado tricolor tienen, ni siquiera es por Andrés Manuel (pudo estar Marcelo en su lugar y seguiríamos apoyando la causa), ni particularmente, es por el pueblo… por la injusticia.
Te llena de rabia la actitud de AMLO, una actitud que muchos tomaríamos no porque ambicionemos el poder, sino porque sabemos que las cosas no están bien; porque nos damos cuenta todos los días, sin necesitar que nos lo digan. Pero dígame, Jennifer, ¿por qué la ira?, ¿qué es lo que le preocupa?, ¿acaso teme que el Trife invalide la elección?, o ¿le duele que seamos tantos los que no queremos a Enrique Peña Nieto? No entiendo su rabia si ya celebró el triunfo de Peña Nieto.
Está usted convencida de que EPN fue la mejor opción y tal vez conserve su opinión en seis años, no porque haya un cambio en el país, sino porque estoy casi seguro que usted ha logrado o logrará una estabilidad gracias a su trabajo para ellos.
Resulta absurdo que los simpatizantes de un partido históricamente caracterizado por sus actos criminales y sangrientos (ellos sí que le han causado daño al país), se espanten por hechos como el plantón de Reforma y una personalidad que se opone a las marranadas de aquellos, simplemente no puedo concebirlo. Quienes defienden al sistema es porque se encuentran tan inmersos en él que no saben cómo éste funciona verdaderamente.
Ya lo he dicho antes: No sé quién es más hambriento de poder, alguien que según ustedes lo busca, o quienes hacen lo que sea por mantenerse allí. Y digo mantenerse porque el PRI nunca se ha ido. El PRI de siempre.