Bajo la falacia conocida como Falso Dilema, AMLO le plantea tanto a simpatizantes como a autoridades y adversarios una popular y simplona bifurcación en el marco político: o se está con él, o se está en contra de él.
Rápidamente fue adoptado este planteamiento por un sector del lopezobradorismo; incluso hay quienes dirían que siempre han mantenido esta intransigente y maniquea actitud.
Manifestaciones de esta postura podemos encontrarla en el giro que dio el discurso de López Obrador. En específico en la expresión “suicidarse políticamente”.
Cometer suicidio político significa para Andrés Manuel e integrantes de su movimiento dejar de luchar. Coincido. Sin embargo, la complejidad del asunto anida en la ambigüedad y polisemia que resaltan en la frase “no nos suicidaremos políticamente”, dicha ayer por el tabasqueño durante la Expo Fraude en el Zócalo capitalino.
Hoy luchar constituye para el abanderado de las izquierdas a la Presidencia de la República acudir y agotar las instancias y medios de impugnación establecidos en la Ley Electoral. Es decir, defender el voto por la vía jurídica y no mediante la protesta, el bloqueo y los plantones. Esto último lo celebro.
No obstante, pronto emitirá el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación el fallo que definirá si se invalida la elección presidencial, o se declara al priista Enrique Peña Nieto Presidente Electo y se emite la declaración de validez de la elección. Hoy todo indica que el TEPJF fallará a favor del PRI.
¿Y mañana?
Con el fin del discurso conciliador y la desintegración de la República Amorosa, Andrés Manuel amaga con cerrar el proceso electoral de manera febril y confrontante. Seguramente dará un mensaje severo y duro contra las autoridades electorales y los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional.
Pero ¿qué sigue?
Por un lado podría el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal asestar un fuerte golpe crítico a nuestro precario sistema electoral y luchar como líder social para acelerar la paulatina evolución que sufre nuestra incipiente democracia. Mas por el otro, podría desconocer nuevamente la investidura Presidencial, a las autoridades electorales y repetir la historia de 2006.
Otra Presidencia Legítima, la división de las izquierdas materializada en la creación de un nuevo partido político, un nuevo plantón o el llamado a desconocer al próximo Gobierno Federal sería en mi opinión el fin de la izquierda; el verdadero Suicidio Político. Toco madera.
Porque AMLO podría mantenerse en pie de lucha, como el líder y luchador social más importante del país. Y desde esa trinchera buscar la regeneración nacional, como otros líderes han hecho en otros años. El poder no constituye un elemento sine qua non para liderar una lucha pacífica que busque transformar a México. Eso lo sabemos todos.
Hoy el tabasqueño simplemente hace valer sus derechos en el Trife. No daña ni ha molestado a terceros; al contrario, simplemente acude a autoridades creadas para tal propósito. Quienes lo atacan por esto son los que, mofándose de derechos políticos consagrados en ley, mandan al diablo las instituciones.
A diferencia de Josefina Vázquez Mota, que rápidamente se dio por vencida y dejó colgados a millones de sus simpatizantes por irse a Europa a vacacionar y descansar de una campaña plagada de errores y pifias, López Obrador contendió hasta el final por la titularidad del Ejecutivo Federal. Como debe ser.
Y hoy la panista se perfila como la favorita para sustituir a Gustavo Madero en la Presidencia Nacional del PAN. ¿No aprendieron nada los panistas el mes pasado? Increíble. Ellos sí que saben de suicidio político.
En fin…
A crear conciencia.