Oportunista y especulador más que un economista. Se aguantó de renunciar y sus patrones, si es que los tiene, lo aguantaron.   Así es la idiosincrasia de políticos y políticas, industriales, fortalecer a sus compas. ¿Cómo evaluarían al exgobernador Agustín Carstens? Obviamente, sus compas de élite ya lo evaluaron como el mejor y único economista de México, es decir, todos los demás economistas mexicanos de todos las universidades son burros e indignos de tal labor para ser gobernador de dicho banco. “La salida de Carstens del BdM puede verse desde dos perspectivas: por un lado, que el funcionario es el mejor economista de México…”. (La Jornada)

“La incertidumbre se produjo de inmediato en el mercado cambiario al grado que el dólar interbancario se disparó hasta 20.87 pesos “que en ventanilla se traduce en 21 pesos”, dijo la especialista, entrevistada luego de participar en el 23 Congreso del Comercio Exterior Mexicano que se realiza en esta ciudad del Bajío”.

Le valió un cacahuate si el “peso” (como lo dijo él mismo de su persona), nada tiene que ver con su renuncia y la volatilidad entre el dólar. Y, solo faltó que se moviera del sillón para que se fuera al fondo los miserables centavos a favor del dólar. Qué irresponsabilidad de “un gran economista” moverse cuando el barco está ladeado y a punto de perecer. Pero, ya sus compas le aplaudieron su salida.

Y, ¿cómo lo evaluaron? Premiándolo con un nuevo empleo, así es, don Carstens aprovechó la volatilidad del dólar para un nuevo empleo; pues con eso del peso se necesita mucha volatilidad.

¿Cuántos mexicanos y mexicanos profesionistas sin empleo? Todo porque según los industriales-empresarios no son “competentes” o no pertenecen a las universidades de élite. Eso sí a los suyos aun cuando hagan mal las cosas “son los mejores”. Pregunto, ¿qué hizo Carstens por la clase obrera? Nada. Pero sí favoreció a la clase política, industrial-presaría, entre otros.

Ser el mejor economista mexicano, cuando favorece a los de las élites, solo es ficción nacional.

Si el puesto del Banco de México, solo es un trampolín para buscar mejor empleo, no es difícil ser economista, tapando huecos y poniendo parches a la economía mexicana; total, la crisis económica no depende de una persona, sino, del mercado internacional. No pues sí “qué gran economista” échate a dormir y cría fama, dice el dicho.

Trébol: ¿Qué pesa más: Una persona, el dólar, el peso?