Muchas veces es necesario -por obligación moral e intelectual- poner en su lugar directa o indirectamente con los mejores y más sólidos argumentos a algunos de los opinólogos más reaccionarios que están enfermos de un odio irracional (y desde hace años) en contra del hoy Presidente de México: Andrés Manuel López Obrador.

Así, la asertividad y la profundidad en el análisis (que las tenemos aparte claro de la fuerza de la razón y el juicio de la historia), son totalmente vitales para desenmascarar por completo a esos plumíferos retrógrados.

Ante lo mencionado, hay algo que ya se ha comentado con anterioridad (https://www.sdpnoticias.com/columnas/aporofobia-pejefobia.html), pero que no deja de estar presente: nunca lo aceptarán en público, pero los J. A. Crespo, D. Dresser, L. Zuckermann (y su profundo conservadurismo) Ma. Amparo Casar y muchos otros más, no odian a AMLO por su supuesto "mesianismo" o populismo (nada más falso de la realidad), es algo mucho más de fondo, ellos muy dentro de sí mismos, saben que detestan a Andrés Manuel, por un fuerte racismo que llevan consigo dentro, les parece inaceptable que un tabasqueño de clase media-baja, con acento sureño, que no estudió ninguna maestría o doctorado (mucho menos en el extranjero), sea un dirigente con aceptación popular grande y con un liderazgo histórico en la izquierda política mexicana.

Cómo puede un rústico pueblerino que no tiene el “porte requerido” y que P. Ej. -según ellos- no conoce la modernidad y la metrópoli parisina (aun cuando visitó París en 2015 para dar una ponencia muy interesante sobre el presente y futuro político, económico, social y cultural de México), alguien que habla lento, que está anciano y “loco” (porque no entienden el fondo de lo que dice), que no habla inglés, que no aprecia el buen vino, el arte renacentista y muchas otras cosas "vanguardistas" que no lo hacen ser un auténtico intelectual de élite a la Maximiliano de Habsburgoo, por lo cual, alguien así, que conoce las casas de los campesinos más pobres, que trabajó y vivió saliendo de la Universidad con su familia en la zona chontal indígena de Tabasco, que le habla de la misma forma al obrero más jodido así como al estudiante universitario de ciencias políticas, no puede ser presidente de la nación, sin importar que sea honesto, que tenga altura de miras, referentes históricos, autoridad moral, proyecto de nación y equipo de gobierno, así como conocer cada rincón del país y los problemas de la gente "común" en las regiones y comunidades más apartadas y marginadas, y que aparte ha mostrado su enorme capacidad para gestionar un gobierno exitoso primero en una de las capitales más importantes y difíciles del mundo y después con el enorme reto en marcha –aún mucho mayor que el anterior- de gobernar con sabiduría, compromiso y rectitud un país prácticamente destrozado.

En fin, es un muy pesado racismo y clasismo muy acendrado en lo recóndito de su mente y sus sentidos lo que estos comentócratas de derecha llevan a cuestas -además claro de sus dogmas políticos y económicos- y con el cual arrastran a cientos de miles de personas que desgraciadamente dado su analfabetismo funcional y político, resulta en que justo esa ignorancia les ha permitido discriminar con lujo de impunidad desde una posición no solo de privilegio y de poder (ya que NO existe el racismo a la inversa https://www.buzzfeed.com/mx/melissaamezcua/el-racismo-a-la-inversa-no-existe-y-aqui-te-explicamos-por), sino desde un profuso colonialismo mental además de un afanoso complejo de inferioridad, desde un malinchismo o un criollismo real o inventado, desde la xenofobia, la misoginia y la homofobia, todo lo que sus prejuicios les diga que está “mal”, ya sea por observar a una raza “diferente” a la de ellos (aunque pertenezcan a ella), por ver un diferente y más obscuro color y tono de piel, una diferente condición social y económica, por cómo se viste, cómo luce, por su género, su edad o su “distinta” orientación sexual.

También, si bien es cierto que una persona puede salir adelante por esfuerzo propio, hay en proporción otras 100 personas, que se han esforzado aún más y que tienen todavía más talento que esa persona mencionada, pero que debido a esa estructura de exclusión, de extrema desigualdad (con una alta concentración del ingreso en muy pocas manos) y de una falta de igualdad de oportunidades, es la razón primordial por la cual no han podido generacionalmente desarrollarse a plenitud. Es por ello, que la movilidad social y un piso mínimo de bienestar son la clave ética y programática (y de acción de gobierno) del Presidente Andrés Manuel, para sentar las bases y cimientos sólidos de una paz y tranquilidad social duradera a futuro, que siempre será fruto de la justicia y la equidad.

Obviamente esta es mi opinión personal y sé que estoy en lo correcto aunque no tenga la verdad absoluta, por lo cual absolutamente nadie me censurará, ensuciará o pasará por encima de ella (hombre con principios, ideales y convicciones al fin y al cabo). Además la respuesta positiva de coincidencia y reflexión de muchos de los sectores y personajes más concientizados, informados y progresistas de este país (lxs más por fortuna), da la pauta para seguir adelante sin ninguna duda o temor sino todo lo contrario.

*Politólogo y Gestor Social.