El priísta Carlos Romero Deschamps, líder “charro” de los trabajadores petroleros, afamado por exhibir lujos desorbitados (junto con su hija Paulina y su hijo José Carlos), renunció al sindicato que controló por décadas, después de acumular innumerables denuncias: Enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, robo de combustible, crimen organizado, derecho de piso, tráfico de influencias, desaparición de patrimonio sindical, peculado electoral, extorsión, venta de plazas, acoso sexual (solo le faltó irle al América).

Tras renunciar, desapareció del mapa. El Gobierno Federal congeló sus cuentas y se creé que huyó del país (incluso ya lo busca la Interpol).

A través de una fotografía que dio a conocer en un periódico, aseguró que estaba en la Ciudad de México, rehabilitándose de una operación quirúrgica, pero la verdad es que nadie ha visto sus luces.

Cuando hace unos meses, en un restaurante detuvieron a su abogado, Juan Collado (defensor de todas ratas), mientras comían juntos, se arrastró como una cucaracha debajo de las mesas y respiró aliviado al enterarse que no iban tras él (quizás, allí tuvo la puntada de mover sus riquezas a otro lado, para poder pelarse).

La oposición acusa a la 4T de haber facilitado su huida (aunque si lo detienen, dirán que “se violaron sus derechos, como a Rosario Robles”).

La pregunta es: ¿Dónde está? (tal y como alguna vez se preguntara todo México: ¿Dónde quedó el cadáver de José José?).

La tétrica comparación se vuelve más mórbida en tiempos de Halloween, al notar que no existe ninguna fotografía de Carlos Romero Deschamps cuando era joven.

Hay pocas fotos de los ochenta, con el líder “la Quina” (a quien sucedió), pero ya se veía calvo y abotagado, con su repulsivo aspecto reptiliano. ¿Será acaso un vampiro, un zombie, una criatura animada por el poder maligno de un Macho Chupacabrío?

Sobre el paradero de Romero Deschamps, se me ocurren dos teorías: Regresó al laboratorio de Salinas, en Laguna Verde, Veracruz; donde el científico loco lo animó, como a otros monstruos inimaginables: Mario Aburto, la “Paca”, Carlos Ahumada, Kamel Nacif, la Gordillo, Córdoba Montoya, el “jefe Muinas”, el “subcomediante Marcos”, etc.

La opción dos: está en el rancho “El Pastor”, de Atlixco, Puebla, disfrutando de unos lindos jaripeos en compañía de Mario Marín, el pederasta y torturador priísta más impune que el hijo del “Chapo”, pues aunque tiene orden de aprehensión y está boletinado por la Interpol, capulinamente se anda paseando por la región.

La segunda posibilidad es más aterradora, pues de ser cierta, demostraría que es más fácil atrapar al terrorista Abu Bakr al-Baghdadi, antes de que despeinen al “góber precioso”.