Se supone que los siglos actuales, por convención terrícola, comenzaron a contarse a partir del nacimiento de Jesucristo (antes de él, se cuenta la historia con saltos en reversa de la rana de la recta numérica). Entonces, ¿no debería comenzar el año, la misma fecha que comenzó el primer día del siglo Después de Cristo? ¿Qué razones hay para postergarlo hasta el primero de Enero?

Para empezar, ¿por qué se escogió a Cristo como el personaje histórico cuya vida da inicio a los 365 días que la tierra da una vuelta al sol? ¿Por qué no Mahoma, Buda, Chabelo? A mí me parece justo, pues Cristo introdujo la conciencia social en la religión, naciendo en un pesebre (como “primero los pobres”) y luego multiplicando panes entre sus milagros (más valiosos que los artículos suntuosos).

Cómo sea, quienes decidieron las fechas y horarios en el mundo, no tuvieron un verdadero compromiso con Jesucristo, pues, a pesar de que su vida fue seleccionada para determinar el comienzo de los siglos actuales, la elección para celebrar el Año Nuevo es herencia de tiempos paganos, ya que la elección del primero de enero para comenzar el año, la decidió Julio César en el año 47 A.C. (y antes de él, el año nuevo comenzaba el primero de Marzo, lo cual me suena ligeramente más razonable, por comenzar las actividades cotidianas después de la pesada “cuesta de Enero”).

Existen discrepancias en el nacimiento de Jesús; los apóstoles no se ponen de acuerdo. Unos historiadores tomaron en cuenta su muerte (más documentada) para ir hacia atrás, 33 años antes, a principios de otoño, en el año dos, antes de nuestra Era.

Quienes determinaron que Jesucristo naciera el 24 de Diciembre, fueron autoridades eclesiásticas Después de Cristo, con el fin de suplantar con el nacimiento del Redentor, el “Nacimiento del Sol Invencible” de los romanos, con la misma precisión con la que Felipe Calderón llevara a registrar un bebé saliendo de la “Hora del Amigo”.

Existe un problema de lógica al fijar las Eras Antes y Después de Cristo, pues ¿cómo podría iniciar la Era de algo antes de que nazca? (me refiero a Cristo como concepto de calendario, no como humano ni como hijo de Dios).

Claro que Jesús nació antes de la Era Después de Cristo (como, lógicamente, Rafael Tonatiuh nació antes de la Era Después de Rafael Tonatiuh), pero Jesús nació en número negativos, lo cual lo convierte en una especie de personaje de Marvel.

Si dejamos de lado las precisiones sobre la fecha de nacimiento de Jesús, y tomamos en cuenta las ideas de los opositores al aborto: ¿Jesús nació el 24 de diciembre, a los tres meses de feto; cuando José (o el Espíritu Santo) fecundaron el óvulo de María; cuando José se enamoró de María, o cuando el primer Profeta del Antiguo Testamento anunció la inminente llegada del Mesías?

Cómo sea, hay un enorme hueco entre el 24 de diciembre y el primero de Enero, ¿con qué sentido? Es como los psicoanalistas con sus consultas de 50 minutos. ¿Para qué quieren los diez minutos restantes?

Lo único que se me ocurre es que, por caprichos de la naturaleza humana, los terrícolas necesitan de dos cenas antes de acabar un año de intenso trabajo, penurias y conflictos, que merece cerrarse con dos festividades (para no hablar de los mexicanos, necesitados de una permanente catarsis festiva, con las Posadas, Pre-posadas y el “Maratón Guadalupe Reyes”, del 12 de Diciembre al 6 de Enero (que realmente culmina con los tamales del 2 de febrero, Día de la Candelaria, una Virgen de Canarias, España, de la que ningún mexicano tiene ni idea).

La verdad es que el frío invernal es propicio para la reflexión y el ejercicio de los buenos sentimientos, pues el mundo adquiere la fantasmal apariencia de que el año (como reflejo de la vida) se acabó, y esto no sería posible cuando el mundo está como burro en primavera.

¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!