El hambre persigue a Brujo.
Cuando eso sucede tiene que salir de su cuarto de azotea para pedir limosna. Lo devoran las ganas de apostar y sale a la calle y va pidiendo, un peso o dos.
Con cien pesos en la bolsa ?jugada mínima-, y con mucha hambre, se dirige a la casa de apuestas, donde siempre encuentra algún compañero de aventuras. Ahí está Jacobo, el analista político más destacado de un canal de televisión.
-López Obrador cometió un error- le dice Brujo al analista-, debió realizar la siguiente jugada maestra: ser el candidato a la delegación Iztapalapa, lo cual hubiera asegurado su triunfo. Habría demostrado una gran convicción y humildad en cuanto al servicio público. Y de ahí, con los bolsillos recargados de dinero, después de dos años como primer mandatario de Iztapalapa, a buscar la grande. El activismo político a nivel nacional lo habría realizado los fines de semana.
-¿Qué?
-Como lo oyes. Y también Martí Batres debió ser el candidato a Gustavo A. Madero. Como se dieron las cosas, seguro la gana. Entonces se habrían embolsado casi la totalidad del DF, numéricamente hablando. La plana mayor de Morena gobernando el DF. Se habrían ahorrado sus marchas de protesta alrededor del Zócalo.
-¿Qué?
-Como lo oyes. Iztapalapa habría sido el laboratorio de un gobierno ejemplar, austero.
-A mí me caga la austeridad.
-A mí también, pero no me queda otra, soy apostador y me atengo a las consecuencias.
En ese momento pasa una señora bastante bajita que les pide por favor que levanten sus codos. Ellos le hacen caso y el trapo pasa y deja limpio.
-¿Cuánto dinero traes?- le pregunta Jacobo.
-Lo suficiente para dar pelea.
-¿Cuánto?
-Más de lo que imaginas.
-El dealer de la mesa nueve está cocinando una jugada especial, sobre los cambios en el gabinete de Peña.
Brujo saca conclusiones: el señor Peña tiene dos cartas que meter a la sucesión, una por necesidad y la otra también, por necesidad. Se llaman Manlio Fabio Beltrones y Aurelio Nuño.
-Tú eres Manlio ?le dice Jacobo-, y te ofrecen la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, qué haces.
-Los mando por un tubo y me aferro a la dirigencia del PRI. Manlio, hoy, está para poner condiciones, y no para aceptar lo que le den. Tiene que poner el resto en su carrera política, y orillar al grupo de Peña a que le dejen conducir los destinos del PRI, de donde pelearía de frente por la candidatura presidencial.
-Señores, tiempo de apuestas- diceen el sonido local la voz de este Casino.
El dealer de la mesa nueve suelta un grito descomunal: ¡no hay videos de Aurelio Nuño, qué hago!
La voz sensual contesta:
-Ya encontramos uno, ahí te va.
En el video el jefe de la Oficina de la Presidencia participa en un bailable en el kínder.
-No se parece nada- dice el Oficial Mayor de la comisión nacional de agricultores unidos.
El funcionario acaba de recibir un estímulo por puntualidad, y en ese instante lo apostará todo.
-No se parece, pero sí es- dice el dealer- véanle las cejas, son igualitas.
La voz sensual apunta:
-Manlio y Nuño, cuál será su destino inmediato, platíquenselo a la mesa nueve.
La ruleta entró en el espiral giratorio, mientras el sujeto que llamaba a los apostadores a poner sus fichas sobre la carpeta numérica, se remangaba.
Brujo no esperó más para lanzar su pronóstico:
-Si a Manlio lo dejan entrar al PRI se los va a abrochar, pero si no lo dejan también, se los va a abrochar.
Puso la apuesta a ese hombre que algún día fue gobernador de Sonora, que tiene el aspecto de político colmilludo y que está tratando de entrar a como dé lugar a la batalla por Los Pinos.
-Buen punto- le reviró Jacobo-, yo creo que Beltrones va a llegar al PRI y coincido: se los va a abrochar.
-Claro que no, está muy desprestigiado, donde lo pongan es lo mismo, se lo van abrochar- dijo otro analista, que hace comentarios difusos sobre política en las tardes en la radio.
El debate se había disparado en la mesa nueve, pero Brujo, de pronto, se quedó sin palabras. Los cien pesos estaban en juego y tenía más dudas que certezas.
El número de Aurelio Nuño, poco a poco, cobraba vida. El video de su bailable infantil era tierno, sobre todo.
-Nuño a la Secretaría de Educación Pública, pago 50-1- les dijo el dealer.
Al no encontrar eco, los provocó:
-¿O quieren que siga Chuayffet?
Con ese calambre el número de Nuño se fue para arriba.
Beltrones era la apuesta favorita, y para demostrarlo se abrieron cuatro números más. En un bloque de cinco números, la casa pagaba 20-1 por cualquiera de ellos.
La voz del Casino llamó por última vez:
-Beltrones al PRI, lo cual es casi seguro. Quienes vayan con la casa que rompan el cochinito. Este Casino los puede liberar de esa deuda con el banco, de esa hipoteca atrasada. Si no ganan es porque no quieren.
-¡Excelente!- gritó el dealer-, qué tenemos por aquí? el número 17, el de nuestro próximo secretario de educación. Felicidades.
A Brujo le dio más hambre. Los cien pesos habían desaparecido. Sin embargo, no pierde las esperanzas de que el señor Manlio apriete la sucesión.