Es curioso el extremo golpeteo que se le ha estado dando a Alfonso Romo, futuro jefe de la Oficina de la Presidencia. Sobre todo, ahora que se canceló la construcción del aeropuerto en Texcoco.  En la columna de Templo Mayor del Reforma hablan de él como el gran perdedor. García Soto de El Universal dice lo mismo además entiende que su nombramiento en organismos públicos tiene que ver con la misma supuesta derrota. En SDP Noticias, José Jaime Ruiz dice que Alfonso Romo tiene menos peso en las decisiones del presidente de las que suponen muchos en el ámbito político. Ruiz también habla sobre la “compensación” de la derrota de Texcoco. Qué afán de cargarle la mano a Romo.

Texcoco no es Waterloo

La batalla de Waterloo fue el final definitivo de las guerras napoleónicas. Esta batalla marcó el final de la gran conquista que quiso hacer el general francés Napoleón. El sueño de Napoleón se empezó a apagar cuando las tropas aliadas replegaron y las fronteras de los países conquistados volvieron a la normalidad. Digamos que toda la grandeza que tenía en mente Napoleón desapareció después de la batalla.

Muchos periodistas hablan de la cancelación del aeropuerto de Texcoco como la derrota máxima de Romo. Como si esto fuera a borrarlo de una administración que todavía no empieza. 

La jefatura de la oficina de la presidencia de la República

Según Wikipedia estas son las funciones y responsabilidades de la jefatura:

El Jefe de la Oficina de la Presidencia tiene entre sus obligaciones acordar con el Presidente los asuntos de su competencia y los que le sean encomendados; asistir a las reuniones de gabinete que se convoquen; dar seguimiento a las políticas públicas y realizar su evaluación periódica para aportar elementos para la toma de decisiones, a las órdenes y acuerdos del Presidente, a los avances y al cumplimiento de los programas, proyectos y responsabilidades de la Administración Pública Federal; brindar asesoría al Presidente en los asuntos que éste le encomiende; mantener las relaciones interinstitucionales de la Oficina de la Presidencia con los sectores público, social y privado; así como dirigir y organizar las unidades de apoyo a su cargo y establecer sistemas de coordinación y colaboración de éstas con las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal.

Las unidades técnicas de apoyo del jefe de la Oficina son la Secretaría Técnica de Gabinete y las Coordinaciones de Opinión Pública, de Estrategia y Mensaje Gubernamental, de Vinculación, de Estrategia Digital Nacional, de Ciencia, Tecnología e Innovación y de Crónica Presidencial.

Según lo que leo no veo que Romo vaya a tener menor “poder” en la estructura del próximo gobierno. Es más, creo que es y será uno de los grandes asesores del presidente además de llevar asuntos de la presidencia. De todos los puestos, es uno de los más cercanos al presidente y su labor de enlace con la iniciativa privada seguirá siendo de gran importancia para lo que sigue.

En lo que sí tiene razón José Jaime Ruiz es que Alfonso Romo fue el enlace con la iniciativa privada y la guía para los inversionistas no se asustaran de los comentarios radicales que puede hacer algunos de los integrantes del equipo de AMLO.

El Catalizador

El nuevo jefe de la oficina de la presidencia  tiene un importante papel como catalizador y asesor del presidente. Su función es de las más importantes del gabinete, pudiéramos pensar en él como una especie de vicepresidente, y si el VP de cualquier compañía o empresa no es importante, pues no habría razón para nombrarlo.

Alfonso Romo es un personaje importante para la presidencia y no podemos ponerlo en duda. Lo que hemos visto en diversas columnas y hasta en SDPNoticias son más especulaciones que realidad. En una lucha de poder, al menos a mí me gustaría estar cercano al presidente que estar en Banobras.

Hay una frase del libro del Arte de la Guerra de Sun Tzu que dice: “Si tu oponente es de temperamento colérico, busca irritarlo”, esperemos que los articulistas no busquen irritar a Alfonso Romo.

Basta recordar a Aníbal, general romano, que tenia la mejor flota en el mediterráneo, uno de los ejércitos más poderosos de todos los tiempos, que ganó muchísimas batallas, pero al final perdió la guerra con Cártago en la Batalla de Cannas. Sin ser esto una batalla, creo que Alfonso Romo está eligiendo bien cuáles luchar y cuáles no. El poder y la influencia que tendrá sobre las decisiones del nuevo gobierno no esta para ponerlo en duda.