El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación decidió no invalidar la elección presidencial del pasado primero de julio.

Enrique Peña Nieto ya es presidente electo de México.

Ganó en las urnas, y hoy los jueces que por ley tienen la última palabra, han determinado que el triunfo del priista fue legal.

La victoria de Peña Nieto es legítima y se dio en un proceso que no se salió del marco de la legalidad.

Pero no, claro que no, el de Enrique Peña Nieto no ha sido un triunfo fácil de aceptar para mucha gente, tal vez para millones de mexicanos que votaron por el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador.

Los partidarios de López Obrador piensan que ganaron porque la diferencia entre este político y Peña Nieto fue de “solo” 3 millones de votos (se suponía que iba a ser hasta de 10 millones).

Son muchos 3 millones de votos, pero los pronósticos hablaban de una cantidad todavía mayor.

Con todo en contra, López Obrador realizó una gran campaña y verdaderamente retó al poderoso candidato del PRI.

Cuando, en la final del básquetbol de los Juegos Olímpicos, España perdió “solo” por siete puntos frente al súper equipo de Estados Unidos, los españoles sintieron que habían hecho algo más que ganar: una hazaña histórica.

Y eso fue.

Tan lo fue que, con respeto y reconociendo el gran trabajo del equipo español, las estrellas de Estados Unidos, además de celebrar la medalla de oro, felicitaron verdaderamente con admiración a sus rivales.

Está bien, Peña Nieto ganó. Pero López Obrador sigue siendo el principal líder social de México, y de esa manera hay que tratarlo.

No van a poder Peña Nieto y sus colaboradores, como Luis Videgaray y Jesús Murillo Karam, ni ignorar ni menospreciar a un personaje de la estatura moral y política de López Obrador.

Si son inteligentes, y creo que lo son, Peña Nieto, Videgaray, Murillo Karam y otros priistas tendrán que aceptar que la peor cobertura de lo ocurrido ayer en el TEPJF ha sido la de Milenio.

Como siete magistrados desecharon los argumentos con los que AMLO y su equipo jurídico pretendían invalidar la elección del pasado primero de julio, los editores de Milenio, pasándose de creativos, titularon su nota principal con un enorme, y por lo tanto, ofensivo “7-0”.

No, Andrés Manuel no quedó en cero. Solo los arrogantes periodistas de Milenio pueden ignorar que al tabasqueño 15 millones de mexicanos le dieron su voto. Es la segunda vez que, con mucho en contra, logra tal hazaña.

Han sido prudentes, en Twitter, Peña Nieto y Videgaray. Sin triunfalismos ni ganas de pretender hacer menos a nadie han hablado de empezar a trabajar por México.

Pero algunos medios mexicanos, más peñistas que Peña, han decidido montarse en la vulgaridad de buscar humillar a un hombre ejemplar.