Entre los consejeros de la Fundación Colosio se percibe como una ofensa a la memoria de Luis Donaldo la propuesta de que llegue a la presidencia de esa A.C. un personaje tan polémico como José Murat Casab.

Murat es un subproducto del sistema que tiene, al mismo tiempo, un talento grillesco indiscutible para colarse y una capacidad de maniobra muy reconocida, aunque muchas veces operada con métodos no del todo transparentes.

Al Negro Murat, como le llaman sus amigos más antiguos, lo califican como un político bárbaro y agresivo, para quien todos los demás son unos idiotas, por no decir que son unos pendejos. 

Y regularmente, en política, todo lo que parece ser, finalmente termina siéndolo.

Los priístas conocen bien a Murat, pues ha dejado huellas de su accionar público por todos lados, para su desgracia destacan más las amalas que las buenas.

Es un político de luces y de sombras.

Como amigo parece ser un elemento que se la juega a fondo.

Como enemigo es un verdadero demonio, que se destaca por su capacidad de intriga.

Es de los que aplica la máxima de Frank Underwood, el ya mítico personaje de la serie televisiva House of Cards, de que en política para ser bueno, forzosamente tienes que ser malo.

Es de los políticos que utiliza la práctica que tan bien instrumentada tenía el extinto Manuel Camacho Solís, de generar problemas para después ofrecerse para resolverlos y de esa manera lograr recompensas y reconocimientos.

Murat pues, por todo lo anterior, no tiene el perfil para encabezar una institución política como es la Fundación Colosio, menos en estos tiempos donde se reclama el ejercicio de una política transparente y de una actualizada cultura política.

Son tiempos cuando más debe pugnarse por ejercer una moral pública incuestionable y desarrollar ideologías avanzadas y conciliatorias. 

Murat Casab podrá tener un lado muy oscuro, pero menos ser un ingenuo.

Sabe que la presidencia de la Fundación le puede ofrecer un pasaporte del 2018 al 2024.

Es bronco; no se le da ser amable y conciliador.  

Esas fueron las razones por las que exgobernador de Oaxaca fracasó en su intento de liderar el CEN de la CNOP.

Un asunto que no prosperó por la casi unánime oposición registrada entre la elite cenopista.

Y ante ese rechazo apabullante, el avezado y conciliador político que es Emilio Gamboa Patrón, tuvo que aportar la solución y sacar de su establo al jalisciense Arturo Zamora, que además es el prospecto número 1 del PRI para volver a luchar por la gubernatura de Jalisco, para que ocupara el liderazgo nacional del sector popular del partido tricolor.

Pero luego de la estrepitosa caída del oaxaqueño para llegar a ocupar el lugar que en su momento tuvieron Elba Esther Gordillo, Roberto Campa, Manlio Fabio Beltrones, Marco Antonio Beltrán, Emilio Gamboa y Cristina Díaz, a alguien se le ocurrió compensar a Murat con la Presidencia de la Fundación Colosio, Asociación Civil fundada por Luis Donaldo con el nombre inicial de Fundación Siglo XXI,  metiendo en esa forma en serio problema de concertación e imagen al dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza.

¿Qué gana el PRI con premiar, más ni menos, que al que seleccionó a Lomas Taurinas en Tijuana, como el lugar más indicado para que allí se llevará a cabo el mitin donde asesinaron a Luis Donaldo?

¿A quién se le ocurre premiar al protagonista del audio con el inefable Arturo Duarte, donde el exgobernador de Veracruz le dice a su asesor estrella José Murat, que tomará 30 millones de pesos de los fondos del Seguro Popular para entregárselos a un personero del oaxaqueño?

Ese audio que se hizo inmediatamente viral en las redes sociales en cuanto lo divulgó Joaquín López Dóriga en Radio Fórmula.

Por más favores que el régimen le deba a Murat Casab, primero está la recuperación de imagen de la Institución que hacer pagos políticos que le generen desconfianzas y desfiguros en estos momentos en los que el electorado está hipersensible con desatinos como el de Eva Corona en MORENA o el de Josefina Vázquez Mota en el PAN con los fastuosos viajes que realiza su familia, los mil millones aportados a su fundación y las acusaciones de lavado de dinero que pesan sobre su familia.  

Hacen bien en defender su dignidad los integrantes del Consejo de la Fundación Colosio, al negarse a darle el apoyo y las firmas a Murat.

Su llegada, consideran esos personajes que resisten a apoyar a un personaje tan controvertido como el oaxaqueño, es un agravio a la clase intelectual del PRI, además de lo que significaría para la figura señera de Colosio.

Por la presidencia de la Fundación Colosio han pasado Luis F. Aguilar, José Narro Robles, Agustín Basave, Beatriz Paredes, Rosario Green, Enrique Jackson, Francisco Rojas, César Camacho y Adrián Gallardo. 

Durante el tiempo en que Manlio Fabio Beltrones estuvo al frente del PRI, la Fundación permaneció acéfala, y en lo que va de la dirigencia de Ochoa Reza aún no se propone a alguien para que sea aprobado por sus Consejeros, ya que la Fundación no es ni debe convertiste en una Secretaría del Comité Ejecutivo Nacional.

La Fundación es una Asociación Civil, que tiene reglas de operación propias.

Murat tal vez merezca un pago del régimen por servicios prestados.

Pero los consejeros de la Fundación Colosio consideran que la familia Murat ya está más que recompensada por el partido con la candidatura al gobierno que otorgó a su hijo Alejandro.

El estado mexicano es una estructura tan grande que hay muchos espacios donde Murat puede ser ubicado sin generarle a Enrique Ochoa Reza el ruido que le está causando el hecho de que sea designado encargado de la Fundación Colosio.

De ser así la situación mejorará para el presidente del CEN del PRI, quien apenas sale de una bronca cuando personajes como José Murat ya lo están metiendo en otra.

Y eso le ha representado a Enrique Ochoa Reza un costo político que como bien reflexiona Federico Arreola, quien fue un amigo desinteresado de Luis Donaldo, de origen y lealtad indiscutidos, le acarrea campañas negativas para tratar de parar las que se le hacen a otros actores políticos, como por ejemplo la que ahora le fabrican a Andrés Manuel López Obrador.

Ochoa Reza tiene enfrente la complicada celebración de la Asamblea nacional dos meses después de las elecciones de junio próximo.

Y necesita construir un ambiente de consensos para convertir ese evento en el despegue del PRI unido rumbo al 2018.

De otra suerte, de insistir en Murat como presidente de la Fundación Colosio, uno tiene que volver a invocar la pregunta del clásico de Juárez: ¿Pero qué necesidad?