El pasado 1 de julio se consolidó una lucha de muchas personas en la figura de un líder poco carismático pero muy necio y constante, Andrés Manuel López Obrador ganó la Presidencia de la República luego de ser el líder indiscutible de la oposición por más de 18 años.

El movimiento de Andrés, como un líder que encabezaba una alternancia utilizó siempre toda clase de símbolos y se financió muchas veces con la venta de productos que hacían sus propios seguidores, Andrés formó una conciencia colectiva en contra de lo que él dijera que estaba mal, pero a favor siempre, al menos en el discurso, de los pobres.

Los pobres, que son muchos en este país, por diversos motivos pero que bien se aglutinaron para ver a su enemigo, de manera fácil y sin ningún problema en una serie de gobiernos que poco o casi nada hicieron a su favor; principalmente por la ideología que a nivel mundial dominaba, el neo-liberalismo, que se basa en que la economía primero debe estabilizarse de manera macro para terminar por influenciar de manera micro. Es decir, primero que estén bien los que generan el dinero y esto, de manera espontánea terminará por beneficiar a los que menos tienen.

Pero nunca ha sido así, los pobres siguen siendo pobres y los ricos, sólo se hicieron más ricos.

La bandera de Andrés es exactamente lo opuesto, primero beneficiar a los pobres y luego que se esperen los ricos, suena muy bien. Pero ¿funciona en la realidad?

Analicemos lo que está haciendo Andrés.

Su idea principal es ahorrar para que haya dinero extra en el presupuesto y repartirlo entre las personas que tienen pocas posibilidades de acceder a un empleo, este ahorro lo va a repartir principalmente en subir el apoyo a los adultos mayores, dar apoyos a los ninis y becar a los estudiantes de bachillerato, desde la campaña, el entonces candidato, dijo que al bajar el sueldo a los funcionarios públicos alcanzaba el dinero.

Si hay funcionarios en la administración pública que ganan mucho dinero, pero no son los más, la mayoría de los funcionarios públicos se esfuerzan en su trabajo, cumplen con su horario y entregan resultados en su función, su trabajo vale y el escalafón de puestos, hasta hace unos meses, era un incentivo para querer cumplir mayores metas y obtener un mejor trabajo.

Pero ahora, el Presidente Obrador ya le está bajando el sueldo a muchos, algunos que ganaban 30 mil o 50 mil pesos ya ven reducida su quincena a veces a la mitad y de un día para otro. Creo que esa medida es violatoria de los derechos del trabajador, no sólo en México sino en el mundo y muy pronto muchos se irán a huelga demandando sus derechos laborales.

Otro ahorro del presidente, será parar la construcción del aeropuerto de Texcoco, también una promesa de campaña, la idea es ahorrar tiempo y dinero, la construcción del aeropuerto, según nuevas proyecciones, terminaría en el 2024 o 25 después de que Andrés dejara la presidencia y costaría el triple de lo proyectado, casi 300 mil millones más. Pero cancelarlo va a costar casi 100 mil millones, más 100 mil millones proyectados para la construcción de Santa Lucia y el costo de lo que ya se ha construido, mas la pérdida del HUB podría a la larga costar más que seguir construyendo Texcoco.

Hay un riesgo latente de que los tenedores de los bonos expriman al gobierno y quieran tener más ganancias de las ya pactadas, por una simple razón económica, la idea es que iban a ganar, no a perder, así que si el gobierno comete un error en la negociación podría perder mucho dinero.

Estos son dos ejemplos, la supuesta venta del avión presidencial, que sólo fue llevado a una locación en estados unidos, cómo si sacarlo del país garantizara que se vendiera más rápido, la entrega-recepción de los pinos, sin saber, bien a bien que recibieron, el amague de la desaparición de las comisiones bancarías. En fin hay muchos frentes; el presidente no necesita enemigos, ya ha creado bastantes conflictos y no se ve cómo va a salir de ellos.

Y mientras tanto ¿Qué se ha hecho? En materia de seguridad, nada. En materia de educación, nada. En materia de salud, nada. ¿Hay una mejora económica para ti y para mí? NO. ¿Habrá? Si eres o eras funcionario público, NO. Si trabajabas en la construcción del aeropuerto, No. Si trabajabas en Los Pinos, NO.

No y nada, palabras que ojalá no se repitan mucho el próximo año y los seis que nos faltan.