El presidente Enrique Peña Nieto volvió a dar la nota coloquial durante la semana, mencionando que a los mexicanos y/o a los medios de comunicación: “No hay chile que les embone. Si no los agarramos, porque no los agarramos; si los agarramos, porque los agarramos”.

Soltó la frase en referencia a las detenciones de los ex gobernadores pillos que recién fueron aprehendidos por autoridades extranjeras.

En opinión de su escribidor, y según las crónicas publicadas al respecto, se trata de una frase que demuestra cansancio y hastío del presidente. Tal parece que el primer mandatario ya está muy fastidiado de nosotros, de los mexicanos. La frase refleja que ya se hartó de que nada nos guste, de que siempre nos quejemos, de que a todo le busquemos el lado negativo, de que no reconozcamos las cosas buenas que se hacen, y de que no haya manera de tener una opinión pública positiva o al menos moderada.

La verdad es que como simple ser humano se le entiende, pues sin duda ha de ser mucho muy complicado lidiar con un país como México, y con un ambiente político y periodístico tan desfavorable como el que ha padecido durante prácticamente toda su administración.

Sin embargo, para mala fortuna de don Enrique, él no es un simple ser humano, sino nuestro Presidente. O al menos es el cargo que ocupa, y lo hace porque así nos lo solicitó en 2012, previa oferta de que quería y podía, enfrentar y manejar la compleja problemática nacional. Así que para continuar con la sabiduría popular, ahora no se vale llorar.

La verdad es que como buen ejemplo de gobierno priista de esta época; me refiero a la que ellos mismos bautizaron como la del “nuevo PRI”; el de Peña Nieto es muy, muy malo para comunicar, y también para planear y vender sus aciertos. Y por eso la gran mayoría de sus infortunios mediáticos; quizá desde la campaña electoral con aquello de los tres libros; han sido provocados por él mismo y su grupo de colaboradores.

Desde luego, es justo reconocer que para los mexicanos, el sospechosismo es un gran deporte nacional al que queremos muchísimo. Siempre, ante cualquier acción del gobierno, dudamos en automático, y procedemos a construir la supuesta conspiración que está detrás del hecho. Así somos, es nuestro ADN, nos toca aceptarlo, y bueno, ni modo, así le toca también a nuestros gobernantes. Citando al primer mandatario, creo que es cierto, ninguno nos embona, pero ese es otro tema.

La detención de los ex gobernadores ladrones, y las próximas que se realicen de los que se encuentran prófugos o en proceso, seguirán sin embonar en la sociedad, y será así porque es obvio que se están realizando, simplemente porque ya no les quedó alternativa en el gobierno federal.

La percepción ciudadana es que se les solapó por años, que el gobierno federal los toleró al máximo posible, y que incluso les ayudó a escapar, o que no los persiguió con gran decisión hasta que ya no pudieron más con la presión social y electoral.

Por años, todo el país se enteró de los grandes desfalcos que muchos de los gobernadores del referido “nuevo PRI” efectuaban en sus entidades. Entonces, o el presidente los toleró, o el presidente no se enteró. En ambos casos, el pecado político y social es igual de desastroso.

Más allá de lo que vaya a obrar en expedientes, creo que esta es la verdad social, y por tanto es con la que la población se quedará, y con la que tal vez decidirá en las urnas. 

El nuevo PRI, el PRI del presidente Enrique Peña Nieto, ese que nos anunciaron que “sí sabría gobernar”, ha resultado un gran fracaso, sobre todo en términos políticos, de corrupción, de impartición de justicia, y de manejo de las finanzas públicas.

Lo que sí, es que para fortuna de los mexicanos, creo que como colectividad podemos afirmar que hemos logrado un buen triunfo, pues fue gracias a la constante presión de la opinión pública, que el sistema tuvo que doblarse (aunque aún no se rompe) y ceder la cabeza de muchos de sus ex gobernadores, figuras que hasta hace muy poco tiempo, contaban con un aura que les garantizaba que en México, nunca pasaría nada.

Es solo un primer paso, pero después de 2016 y 2017, creo que ningún nuevo gobernador asumirá su cargo, pensando que goza de impunidad absoluta y que tendrá derecho vitalicio a que no le suceda nada. Insisto, como el sistema ya se dobló, nos toca continuar presionándolo, es nuestra responsabilidad como ciudadanos.

Retomando la sabiduría popular, creo que estos son chiles que sí embonan, y que aunque se poco, ya embonaron en la clase política mexicana. ¿Será que ello también molesta al presidente Peña?

Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted. 

 

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