Si navega como pato, camina como pato, se mueve como pato, es pato.

Es el factor AMLO.

Así es.

Las decisiones del presidente sacaron a México de un selecto club.

Del grupo de las 25 economías más atractivas para la inversión extranjera en el mundo, que compendia la firma consultora internacional AT Kearney Foreign.

No es cosa menor.

Nomás échele un ojo.

La firma elabora este listado de naciones entrevistando a ejecutivos de alto nivel en el mundo y a líderes internacionales de negocios en los 30 países más importantes responsables del 90% del flujo de inversión global en el orbe.

Fifís a más no poder.

Personajes que con un botonazo, una llamada –o una encuesta base para un ranking de clasificación- son guía para movilizar decenas de miles de millones de dólares; y decidir donde hay que arriesgar dinero y donde no.

Pues bien, según esta consultora internacional, México fue expulsado de este selecto club por las acciones del presidente López Obrador, y su Cuarta Transformación.

En el 2019, el primer año de gobierno de AMLO, hubo una gota de confianza, quedando México en la rayita, en el lugar 25. Ahora fue sacado del listado. En 2011, en el sexenio de Calderón, fue también excluido, pero luego recuperó el acceso, al grado de que en 2015 -en el tercer año del gobierno neoliberal de Peña- subió hasta el sitio 15.

 

QUE ES LO QUE NO GUSTA

No queda ninguna duda de que las acciones del gobierno de AMLO no agradan a los picudos inversionistas fifís de las naciones más ricas del planeta.

Según dijeron los entrevistados a la consultora Kearney Foreign, pesó en la decisión de expulsar a México del selecto club, la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la refinería Dos Bocas, el Tren Maya, el freno a la inversión de Constelattion Brands, y los cambios recientes en el sector de energía, donde al termino del gobierno de Peña se planeaba invertir decenas de miles de millones de dólares; entre 50 y 60 mil millones.

Las obras faraónicas, para resumir.

Muy mala noticia para México cuando la rebatinga por los capitales será encarnizada, porque de acuerdo a la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) con la crisis internacional, la inversión extranjera directa –que se destina a inversiones productivas- puede desplomarse a la mitad en América Latina.

 

Mal noticia para naciones en desarrollo como nuestro país, en donde la inversión nacional –de empresas privados y del gobierno- , es insuficiente; y se requiere el capital de los extranjeros, para empujar el crecimiento -ahora más que nunca cuando se prevé que la economía mexicana sufrirá el mayor desplome en casi un siglo-.

El retiro de México de este club de naciones consideradas atractivas para invertir, sólo viene a ratificar que el gobierno actual, es anti inversión, anti empresarial.

Por el clima adverso al emprendimiento, que ha sido apuntado por tirios y troyanos, la inversión nacional lleva ya una racha de caídas de 14 meses consecutivas. El último dato del INEGI, de marzo, apunta a una baja de 11% respecto a marzo de 2019.

En cuanto a la inversión del gobierno, pese a la austeridad ha crecido mínimamente -pero en proyectos faraónicos como los que señala la firma consultora- con escaso impacto en el empleo y el desarrollo nacional.

Día a día se acumulan evidencias de esta atmósfera que afecta el desarrollo.

Ayer también, el Instituto para el Desarrollo de la gestión (IMD por sus siglas en inglés), degradó a México tres posiciones en el Ranking Mundial de Competitividad, del sitio 53 al 50.

Y hace unos días – para no variar- fue difundida una carta enviada por el influyente director general de la American Petroleum Institute (API) a los secretarios de Estado, Energía, y Comercio de los Estados Unidos, además del representante comercial de ese país, por lo que consideran un trato discriminatorio del gobierno mexicano contra empresas estadounidenses del ramo petrolero y gas natural, luego de la embestida reciente contra la energías limpias, y el intento de socavar la independencia de los organismos reguladores.

Triste y preocupante.

Ya estamos en medio de una crisis, que se agravará.

Y, con estas acciones, que se reflejan en la degradación de la reputación internacional de México en el mundo de las inversiones, el país –inevitablemente- tardará más en salir del hoyo.