Arturo Pérez-Reverte escribió para XL semanal, que los políticos y líderes sindicales deberían tomar un examen de oposición que nos brinde la certeza, a nosotros los ciudadanos, de que tienen un bagaje cultural mínimo que, según el autor de La reina del Sur, garantizaría una buena labor al frente de los destinos de sus gobernados. 

“(…) el aspecto más decisivo en nuestras vidas, la actividad política que determina el presente y condiciona el futuro, puede caer en manos de cualquiera. A veces, quizás, de individuos excepcionalmente preparados; pero también, y eso ya resulta menos excepcional, de cualquier analfabestia incompetente, varón o hembra, incapaz de articular sujeto, verbo y predicado, cuyo único mérito, o aval, es compartir ideología o intereses -a menudo una y otros van íntimamente relacionados- con un partido político concreto[i] 

Lo mismo aplica para los líderes sindicales, a quienes Pérez-Reverte denomina “ornatos del telediario”, por su afición a protagonizar hoy sí y mañana también los encabezados de las notas periodísticas en España. 

“(…)  todo aspirante a líder sindical debería probar antes su conocimiento histórico de la lucha de clases y su capacidad oratoria para convencer al trabajador de que es necesario dedicar parte del sueldo -y no de subvenciones estatales embolsadas por la cara- a mantener una institución sindical imprescindible para la sociedad, cuyo único fin es defenderlo de las agresiones de empresarios y políticos. Y si, por reparto de pastel, ese mismo sindicalista puede acabar en el consejo de administración de una caja de ahorros -que tiene pelotas la cosa-, tampoco estaría de más que se le examinara antes de las cuatro reglas: sumar, restar, multiplicar y dividir. Como mínimo”

Evidentemente, tiene razón, pero ese es sólo un aspecto del problema de la crisis de honestidad, vocación de servicio y legitimidad de los llamados servidores públicos. 

La pregunta es ¿títulos enmarcados que adornan muros de oficinas garantizan un ser humano digno y decente? 

Me parece que la perspectiva de Pérez-Reverte considera la escolarización como sinónimo de educación, pero olvida que la educación es un proceso que dura toda la vida y no se reduce sólo a la instrucción académica.

¿Usted qué opina, estimado lector?

[i] http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/696/politicos-opositando-ahi-los-quiero-ver/