El tan cuestionando memorándum del presidente Andrés Manuel López Obrador dando la orden a tres secretarios de su gabinete para frenar la Reforma Educativa peñista mediante la adopción y cumplimiento de “lineamientos y directivas”, no le basta ni a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Claro, las razones de la gremial son distintas; ésta no cuestiona la inconstitucionalidad de una determinación administrativa para dejar de aplicar disposiciones constitucionales y dejar sin efecto consecuencias jurídicas de las mismas; controvierte más bien dos aristas de dicha Reforma: La educativa y la laboral.

No obstante, por más que cualquier asesor presidencial quiera ver a los profesores de la Coordinadora como personas que no entienden de leyes, sí entienden. Otra cosa es que ignoren la norma cuando así conviene. Pero saben que jamás tendrá el mismo efecto una ley a un memorándum.

Quizá por ello el vocero de la Sección 22, Wilbert Santiago, recientemente dijo a El Financiero:  “No basta con emitir un memorándum, queremos que la ley de la reforma sea educativa, no laboral. Por eso estamos exigiendo que los diputados, que la SEP, que es la que interpreta la ley, reconozca que el artículo tercero constitucional es educativo… que reconozca que para el esquema laboral de los trabajadores de la educación está el artículo 123 constitucional en su apartado B”.

Además saben de las implicaciones de un simple memorándum. Por ejemplo: Solo con éste la Reforma Educativa peñista seguirá vigente por los siglos de los siglos amén, y las cosas no volverán al sitio donde se encontraban antes de esta reforma. Amén del riesgo al cual se exponen los funcionarios que desacaten la Constitución.

Incluso, la Coordinadora pretende anular toda evaluación distinta a su proyecto como gremial y probablemente prevea también tener el control de las plazas para garantizar el acceso de los normalistas al campo laboral y de la nómina como garantía de libertad.

Claro, si el Gobierno Federal controla la nómina, controla al magisterio. No solo vía descuentos por inasistencias injustificadas, sino también mediante aumentos salariales a personas clave dentro de la Coordinadora. El dinero siempre es instrumento de control.

Tal vez no sea la intención de AMLO. Pero en el inciso c) del memorándum se precisa que la nómina magisterial quedará bajo el control de la Secretaría de Hacienda y las plazas serán administradas por la Secretaría de Educación Pública para evitar el tráfico de las mismas, pero se garantizará la contratación de los maestros egresados de las normales públicas.

Vaya, y en cierto modo el presidente López Obrador tiene razón porque por muchos años tanto la nómina como las plazas se han convertido en botín no precisamente solo de dirigencias magisteriales, sino de los gobiernos de las entidades federativas; entonces es preciso eliminar vicios.

Pero si esa es la idea, la Reforma Educativa de AMLO debe contener disposiciones constitucionales y legales en ese sentido. Y aquí vendría otro choque con la CNTE porque, como harto ya se ha dicho, ésta va por el todo.

Mientras, el presidente López Obrador se aventó una decisión política sobre una jurídica porque para él es más importante privilegiar la justicia que la ley.

Sin embargo, los maestros de la Coordinadora no le creen; ellos quieren una justicia retroactiva y a su estilo tal y como estaba antes de la Reforma Educativa peñista.

Y tal decisión política concretada en un memorándum por encima de la Constitución, solo le ha traído a AMLO severas críticas y la decepción de personas que votaron por él. Claro, aún mantiene buen nivel de aceptación, pero cada decisión controvertible le genera costo político.

¿QUIÉN ASESORA AL PRESIDENTE?

En verdad, tras cada acción, palabra, conferencia de Andrés Manuel López Obrador, siempre cabe la pregunta: ¿Quién asesora al Presidente?

Incluso, cabría preguntar: ¿Quién gobierna?

Quién sabe si previo a cualquier acción, conferencia o discurso, AMLO se reúna con uno o muchos asesores, con uno o varios Secretarios, con un colaborador muy cercano, o con alguien más, para escuchar consejos y partir de ahí.

¿O no escucha a nadie? ¿O nadie lo asesora como debe?

La lisonja, la reverencia y la obediencia ciega, hacen más daño que cualquier enemigo a todo gobernante.