El 25 de noviembre de 1988, cuatro días antes de que Carlos Salinas de Gortari asumiera el poder como presidente de México, Ernesto Marcos Giacomán -quien era el director de NAFINSA- desapareció el Fondo Nacional de Estudios y Proyectos, un fideicomiso que había sido creado en 1967 por su homólogo en esa dependencia, Gustavo Romero Kolbeck.

Durante los 21 años que el FONEP estuvo funcionando, se registraron las mejores etapas de México en cuanto al desarrollo de proyectos de infraestructura.

Entre 1975 y 1988 se dieron las inversiones más rentables en materia de mejora de servicios públicos. Fueron los años en que México dio el brinco de carreteras a autopistas, de puertos de bajo a los de gran calado.

Y también resultó que las inversiones del sector público se dieron muy en parejo a las de los inversionistas privados, mexicanos y extranjeros.

A mediados de los años 80, cientos de empresas constructoras e inmobiliarias principalmente tenían acceso en México y en otros países a dinero fresco para financiar sus proyectos de crecimiento.

Esas empresas contaban con buenos ejecutivos y personal especializados en finanzas, capacitados en los más altos estándares de productividad y experiencia en la construcción de carreteras, puentes, puertos, escuelas, hospitales y desarrollos comerciales.

Pero su talón de Aquiles era la planeación, donde su principal pregunta fue: ¿Cómo generar más y mejores proyectos para impulsar el desarrollo de México?

La respuesta y solución a ese dilema fue el FONEP, que tenía como propósito financiar estudios y proyectos, consultorías y capacitación.

Operaba como banca de segundo piso, ya que una vez autorizada la disposición de fondos con base en principios básicos para la elaboración de estudios o proyectos, se canalizaban éstos vía la banca a tasas preferenciales.

Gracias al FONEP fue posible desarrollar estudios que luego se convertirían en proyectos de inversión que generarían desarrollo, inversión y empleos, lo cual contribuyó a mejorar las condiciones de vida de millones de mexicanos.

La planeación, investigación y desarrollo en toda institución pública y empresa privada es muy costosa, por lo que el FONEP fue gran parte de la solución en ese aspecto.

Gracias a los especialistas de ese organismo de NAFINSA, muchos proyectos fueron desarrollados partiendo de estudios realizados de forma independiente con el rigor y alcance que exige el buen diseño, para su justificación o rechazo, brindando así mayor transparencia, confianza y sobre todo aceleración económica.

A través de un fideicomiso como el FONEP fue posible orientar recursos de la banca de desarrollo hacia actividades productivas sin afectar la estabilidad financiera de instituciones públicas ni privadas, poniendo énfasis en la viabilidad y rentabilidad de los proyectos.

Les platico esto porque ahora que López Obrador recibió en Palacio Nacional a Carlos Slim, al presidente del Consejo de Negocios de México, al del Grupo Alfa y a Carlos Salazar Lomelín, del CCE, uno de los puntos que ahí trataron fue la tarea del gobierno y la IP de evaluar los proyectos de infraestructura que México necesita para desarrollar su potencial.

Se habló de que hay 1,600 proyectos y precisamente uno de los desafíos entra en las que eran funciones básicas del FONEP: evaluación y desarrollo de planes de inversión relacionados con obras y servicios de interés público.

En esa reunión se habló de la necesidad de contar con proyectos de inversión para mejorar la infraestructura de México, pues el objetivo es darle dinamismo a la economía, que permita a nuestro País ubicarse dentro de los estándares que marca la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Andamos lejos por ahora, debido a que la inversión pública se ha estancado durante el último año y los privados están escudriñando el horizonte tratando de leer las señales que manda el mánager del equipo oficial.

El FONEP fue un fideicomiso muy útil y valioso, pues permitía adoptar la planeación con todo rigor en proyectos de empresas grandes, medianas, PYMES, Estados y Municipios.

Sus procesos fueron siempre avalados por el Banco Interamericano de Desarrollo y otros organismos internacionales, que luego fondearon muchos de los proyectos emprendidos en México mientras estuvo en operación.

Entonces, ¿qué motivó a Marcos Giacomán, a enterrar ese valioso instrumento de apoyo a la obra pública y privada, justo cuando estaba en el proceso de entrega-recepción con quien le sucedió como director de NAFINSA, Juan José Páramo?

Hablé de este tema con un experto en el diseño, planeación, evaluación y desarrollo de negocios, Federico Iglesias Ferrara, y me dijo que sería de gran utilidad para México revivir un instrumento como el FONEP, que bien podría ser un fideicomiso mixto del gobierno federal, la academia y la IP para estimular bajo principios de racionalidad financiera, aquellas actividades o segmentos específicos que mejoren las condiciones de vida de los mexicanos.

Todo esto mediante financiamiento y asistencia técnica de clase mundial, que no necesariamente le cuesten ni al gobierno ni a los inversionistas privados, pues se realizarían mediante el concurso financiero de instituciones nacionales y extranjeras que están sedientas de proyectos rentables para canalizar el dinero de sus inversionistas y ahorradores.

¿Tendrá algo qué decir al respecto Eugenio Nájera Solórzano, el director de NAFINSA y BANCOMEXT que llegó a la “4aT” por obra y gracia de su mentor Poncho Romo?

 

“Para desarrollar a México no se necesita inventar el agua tibia; las soluciones ya existen y han probado su éxito en muchas partes del mundo, incluyendo a nuestro propio País, donde irresponsablemente -por darle el más casto de los calificativos- son borrados del mapa organismos útiles, mientras que otros inútiles se repiten de sexenio en sexenio”, dice la irreverente y bien informada de mi Gaby.

placido.garza@gmail.com

PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.