Andrés Manuel no quiere a los empresarios; no es necesario y está en su derecho. Lo que sí es imprescindible es que entienda que si no hay empresas, no hay empleos, y que sin unas ni otros, nadie pagará impuestos para sostener al gobierno y a sus programas.

López Obrador presentó 11 puntos para explicar lo que hará para sacar a México de la crisis económica donde estamos sumidos, acompañados estos de su propuesta de reorientar el gasto de este año. La necesaria modificación en los egresos debería servir para impulsar la ciencia, la salud, la educación y la economía. No para obras faraónicas.

Las propuestas fueron las mismas presentadas el día de su 5° informe trimestral, y seguimos sin llegar a ningún lado. O sí... lograremos tardar más en salir de la crisis económica que ya tenemos encima. Debería haber anunciado la suspensión (al menos temporal) de sus caprichos: el Tren Maya, Santa Lucía y el peor de todos: Dos Bocas.

Son pésimos negocios. Nadie quiso invertir en ellos. Toda la inversión será realizada por el gobierno y es ínfima la prospectiva de los empleos que crearán y negativa la riqueza que traerán a la nación.

Algo barrunta López Obrador que su popularidad ha bajado e impactará en las elecciones del próximo año, donde ha decidido que en las cartas autorizando créditos que se entregarán en todo México lleven su nombre. Es violatorio del artículo 134 constitucional, el cual prohíbe la propaganda y promoción personalizada de cualquier servidor público.

Podríamos pensar que con la mañanera ya no es necesaria más publicidad para López Obrador. De hecho, cuando alguien trató de suspender las mismas por elecciones, los tribunales resolvieron a favor del presidente y las permitieron. Nos guste o no, se pueden considerar informativas y por ello continúan. Sin embargo, el anunciarse en un aviso de entrega de dinero, cabe la duda de si se trata de propaganda directa para quien está ofreciendo y otorgando esos créditos, sobre todo ante un escenario de crisis económica.

Hoy las opiniones del secretario de Hacienda no son tomadas en cuenta; las necesidades del país, tampoco. Lo único que importa es ganar las elecciones federales intermedias el próximo año. Por eso, la firma de los créditos es una jugada maestra y populista. Todo sea para no perder las elecciones.