En el idioma anglosajón existe el término loser, que entre otros significados tiene el de nombrar a quien ha perdido una contienda o batalla. Así, hoy Trump es un perdedor; más aún, es un sour loser, esto es, un mal perdedor.

Por otro lado, Trump rompió un nuevo récord en la administración federal norteamericana y, en ese sentido, podría decirse que es un ganador. El asunto es que la nueva marca que alcanzó es negativa: logró llevar el cierre del gobierno a más de dos meses.

Por supuesto, dado que vive en un mundo alterno, presumirá que lo hizo bien. Pero en la vida real, lo cierto es se llevó entre las patas a los servidores públicos de su nación (algunos llevaban más de tres semanas sin cobrar) y afectó a millones de ciudadanos que no pudieron visitar parques/reservas nacionales, museos, obtener pasaportes y otros documentos oficiales, llevar a cabo un sinnúmero de trámites, etc.

Perdió en saber llevar la administración pública y también en que no consiguió dinero para construir su iluso muro. 

Tengan por seguro que no desistirá en su intento; así es él de intransigente. Para el primer mandatario estadounidense, la seguridad interna siempre ha sido la excusa de su visión racista, xenófoba, miope y trasnochada de ver y entender el mundo.

Seguramente, como parte de ese delirio, dirá que logró negociar y ganar en este duelo de vencidas entre él y los demócratas.

La realidad, es que solo probó que lleva el gobierno como lleva sus negocios: los quiebra, los cierra y no les paga a los trabajadores la penalidad por los “inconvenientes”.

Tal vez, solo tal vez, algo tuvo que ver que hoy arrestaron a uno de sus asesores más cercanos, Roger Stone, por la trama rusa. Tal vez porque en la última encuesta del Washington Post-ABC, los estadounidenses lo consideraron absoluto responsable del cierre parcial del gobierno (58%). Tal vez porque demostró su tacañería (y desdén por la comida saludable) al servir comida chatarra al equipo ganador del futbol americano colegial, los Clemson Tigers. Tal vez porque el Congreso de su país concuerda que el muro es la peor de las ideas y que Trump es un perdedor en sus planteamientos, ideas y formas. Tal vez porque la líder de la minoría demócrata de la Cámara de Representantes de los EEUU, Nancy Pelosi, reviró a su chantaje y le informó que no podría dar su informe de labores anual a la población.

Sin duda, el partido demócrata en el Congreso americano ha demostrado madurez, temple, y resistencia al no caer preso de los chantajes y amenazas del primer mandatario de los Estados Unidos.

Trump volverá a perder las veces que insista en construir el muro, aunque él diga lo contrario. Y lo mejor, volverá a perder en la entrega de los Óscar, cuando la película mexicana, dirigida por un mexicano, actuada por muchos mexicanos, arrase con tan preciada estatuilla.

Lo único malo es que seguimos teniendo que aguantarle como presidente de nuestro vecino país del norte al menos otros dos años.