Nadie como Andrés Manuel López Obrador conoce al partido Morena, fuerza política que él mismo diseñó y construyó años atrás, la cual se convertiría en el vehículo para lograr el triunfo electoral en julio de 2018 y con ello lograr el objetivo de ganar la presidencia de México.

El primero de septiembre del año pasado desde la plancha del zócalo en el corazón de la patria y con motivo de la asunción como presidente de la República, López Obrador pidió al pueblo no dejarlo solo y tenerle confianza, ante la multitud expresó: “Yo ya no me pertenezco, yo soy de ustedes”, y fue más allá: “Conozco la historia, cuando gobernantes revolucionarios se desprenden, cuando gobernantes revolucionarios cometen el error de separarse del pueblo no les va bien".

 

Gente buena que se ha ido quedando sola por no tener comunicación con el pueblo, yo les necesito como decía el presidente Juárez: con el pueblo todo, sin el pueblo nada”. Finalmente sentenció: “ Estamos ante un momento estelar en la historia porque entre todos empezamos a construir la justicia y la felicidad que nuestro pueblo merece y una nueva vida para nuestra gran nación. ¡Que viva México!”

AMLO

Estas palabras recobran más fuerza en estos momentos, cuando -por un lado- desde el Poder Legislativo se da paso a la Cuarta Transformación prometida y se edifica el nuevo marco legal y constitucional para entender de manera radicalmente diferente el quehacer de lo público. Y -por otro lado- la coyuntura de la elección interna de la principal fuerza política del país en las semanas por venir.

Hoy como nunca se debe escuchar entonces al presidente, ya que el reto de transformar la vida pública nacional nos exige a todos a actuar con la mayor responsabilidad y anteponer cualquier interés por legítimo que sea al interés superior de una patria nueva.

El partido del presidente, los legisladores y funcionarios debemos entender la nueva filosofía que se dicta todas las mañanas desde Palacio Nacional.

Nunca más el divorcio entre el pueblo y los representantes populares, es momento de la cita con la historia y consolidar el cambio verdadero y la transformación largamente anhelada, y sobre todo no olvidar que el triunfo pasado se construyó desde abajo con más de treinta millones de votos de ciudadanos conscientes. El compromiso de justicia y bienestar debe estar en la mente y el corazón de todos, hoy más que nunca se debe escuchar al presidente.

De antemano, muchas gracias.