Tenía que suceder en México.

El pasado miércoles se dio a conocer la noticia sobre una “vacuna” desarrollada [orgullosamente] en México, con la capacidad de “revertir los efectos” de la diabetes.

La nota la generó y difundió Notimex e incluso un par de connotados periodistas y algunos diarios de primer nivel, se fueron con la finta.

En cierto modo es entendible que lo hicieran. El contar con un “fact check” (revisión de la veracidad de los hechos) es muy complicado en materia médico-científica; sin embargo, ninguno de los medios y periodistas que difundieron la nota, se molestó en buscar a un especialista en diabetes para corroborarlo.

La llamada “vacuna” no lo es.

Es un fraude. Es pseudociencia.

Al día de hoy no existe en el mundo, una vacuna aprobada ni registrada, contra ningún tipo de diabetes. Tampoco existen protocolos de investigación de alguna vacuna en fase avanzada.

La vacuna contra la diabetes no existe. Punto.

COFEPRIS puso manos a la obra y en menos de 24 horas logró detener el fraude: (http://www.cofepris.gob.mx/Documents/NotasPrincipales/26112015.pdf)

¿Por qué la charlatanería atrae tanto?

En los Estados Unidos existe un término específico para el fenómeno: “quackery”. Es la promoción de prácticas médicas fraudulentas.

Son “médicos” que no son médicos; o son médicos reales que han optado por promover, vender o practicar tratamientos que no tienen sustento científico serio ni reconocimiento de autoridades médicas.

Aquí, de una manera más vaga, los conocemos como charlatanes.

El éxito de la charlatanería parte de la necesidad de la gente por tomar atajos. La necesidad de creer en algo que sea distinto a lo establecido. La necesidad de retar a la ciencia.

Tal vez por ello, es muy curioso que muchas de estas prácticas se basen en una en lo que se llama “pseudociencia”, la cual puede tener dos vertientes:

1.- Una invención de hechos científicos falsos. Por ejemplo: Manejo de energía, tratamiento del aura, pulseras para el “balance”, magneto-terapia, entre otras.

2.- Acomodar hechos verdaderos de una manera falsa: El llamado “detox”, terapias de líquidos, limpiezas colónicas, ventosas y muchas de las dietas que circulan.

La técnica llamada “autohemoterapia”, en la cual se basa la supuesta “vacuna” contra la diabetes, cae en esta categoría de pseudociencia. Se basa en realizar cambios y alteraciones que ni existen, ni son posibles, a células que sí existen y contra enfermedades reales.

México y su afán de descubrir su propio hilo negro.

Hace poco más de 30 años, México le daba al mundo un remediajo con el cual se buscaba “revolucionar” el tratamiento de las quemaduras.

Con el descubrimiento de que la corteza pulverizada del Tepexcohuite, supuestamente ayudaba en la evolución de los pacientes quemados, se llevaron a cabo ensayos clínicos que no lograron probar que ese tratamiento fuera mejor que la limpieza continua y la debridación (retirar piel quemada). Por el contrario, muchos pacientes sufrieron complicaciones por infecciones producidas por la aplicación del polvo, ya que al formarse una costra hermética, las bacterias se desarrollaban en las quemaduras de manera descontrolada.

El Tepexcohuite, al final, complicaba a los pacientes quemados; en algunos de los casos, peligrosamente.

En esos años, me tocó ver a un conocido periodista experto en OVNIs, alegar y pelear en la TV con el Dr. Ortiz Monasterio, uno de los mejores Cirujanos Plásticos que ha tenido México.

El periodista en cuestión, aseguraba que el Tepexcohuite “regeneraba la piel”, lo cual era obviamente una mala interpretación, hecha por alguien que no conocía el tema; y regañaba al Dr. Ortiz Monasterio quien le decía que eso no era médicamente posible (no con la tecnología de los años 80s).

El experto en OVNIs llegó al punto de criticar el método científico y los estrictos protocolos de registro sanitario, llamándoles “burocracia”.

Urge una cultura de salud

México es un país con grandes problemas de salud.

Estamos entre los primeros lugares en sobrepeso, obesidad y síndrome metabólico en el mundo. Los mexicanos cada vez padecen más Diabetes tipo 2 y la mortalidad cardiovascular es la primera causa de muerte en adultos.

La mala alimentación, los malos hábitos y un estilo de vida sedentario son los responsables de esta epidemia.

Estamos viendo las primeras generaciones de hijos que vivirán menos años que sus padres. Eso es grave.

México requiere la verdad.

A México le urge una educación en temas generales de salud, que le hagan saber detectar charlatanes y evitarlos.

México debe crecer en cultura y ciencia. Debe darle la espalda a la charlatanería.

(El autor en Médico Cirujano y Consultor en Comunicación en Salud)