Tradicionalmente en México, la falta de equidad de género se ha presentado en casi todos los ámbitos de la sociedad, tales como la ciencia, tecnología, ingenierías y por supuesto la política, impidiendo así tener condiciones de igualdad de salarios y oportunidades de desarrollo con respecto a los hombres.

De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en México, aunque la mitad de los estudiantes de posgrado son mujeres, sólo 33 por ciento de ellas llegan a ser investigadoras.

Lo anterior es sólo un ejemplo de la disparidad que provocan las desigualdades sistemáticas e institucionales, es decir, las reglas están y fueron hechas para un mundo de hombres, entonces para las mujeres se ha complicado el arribo a los mandos de poder.

A este fenómeno se le conoce como el techo de cristal, es decir, aunque en apariencia las mujeres ya cuentan casi con las mismas oportunidades, en los hechos esto no se ve traducido en mejores condiciones.

Sin embargo, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su gabinete son una muestra de que, en tiempos de la 4 T, la historia está a punto de cambiar y esto es posible, en gran medida gracias al empuje y trabajo de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, una de las mujeres más progresistas del país.

No cabe duda que los actuales tiempos son los de las mujeres que han sabido llegar a los más altos cargos de elección popular.

El llamado techo de cristal del que se hablaba para decir que la posibilidad de que mujeres ejercieran el poder, ha comenzado a romperse.

La paridad de género será pronto una realidad:

Ayer el Pleno del Senado de la República aprobó en lo general y en lo particular la iniciativa por la que se reforman diversos artículos de la Constitución en materia de paridad de género en los órganos del Estado.

La iniciativa contempla establecer la obligatoriedad de observar el principio de paridad de género en la integración de los Poderes de la Unión, de los estados y la Ciudad de México, es decir, en el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como en los órganos autónomos.

La reforma también busca fomentar el principio de paridad en los partidos políticos, postulando candidaturas en forma igualitaria de acuerdo con las reglas que marque la ley electoral, garantizando la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres en el ejercicio del poder público.

La modificación constitucional también incluye el principio de paridad de género en la elección de representantes ante los ayuntamientos en los municipios con población indígena.

Por este tipo de agenda legislativa, en el futuro el gobierno de López Obrador será reconocido por su amplia perspectiva de género en sus decisiones e iniciativas para transformar la realidad de las mujeres mexicanas.

Y en congruencia con esa política, por primera vez en la historia se cuenta con una integración paritaria del gabinete de la Presidencia de la República.