Una de las principales características de la actual administración se ha centrado en que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha lanzado ataques contra de los organismos autónomos y de los órganos reguladores, a los que ha señalado de corruptos, de favorecer los intereses de “una minoría” y hasta de ser parte de un “gobierno paralelo” y por tanto su intención es y ha sido la de desaparecerlos.
Hoy hay serias intenciones de John Ackerman de buscar la rectoría de nuestra máxima casa de estudios ¿qué no hay destacados izquierdistas, con mejor trayectoria, más moderados para esa gran responsabilidad?
¿Gasto o inversión?
Uno de los principales argumentos es que no son necesarios y representan un gasto al erario muy grande. Realmente la desaparición de los órganos autónomos en la estructura gubernamental es por una verdadera intención de austeridad republicana, o es la idea de un asesor del presidente que como vil “Rasputín” quiere influenciar en las decisiones del jefe del Ejecutivo con fines muy personales.
¿Finalmente vamos al modelo venezolano?
En este caso, el modelo que se ha propuesto para México es el modelo venezolano y ecuatoriano, recomendados por uno de los consejeros del presidente, John Ackerman en su texto “Organismos Autónomos y la Nueva División de Poderes en México y América Latina”, propone una creación de un cuarto poder respaldado, supuestamente por el pueblo que se encargue de atender los temas que se requieren, sobre todo los considerados en la rendición de cuentas.
En su texto, el conductor subsidiado de TV UNAM, de Canal 11 e investigador del Instituto de Ciencias Jurídicas de la UNAM, señala que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela está estructurada de una manera similar a la Constitución de Ecuador. En Venezuela, el poder a cargo de la función de la rendición de cuentas se llama “Poder Ciudadano” e incluye tres organismos, la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público y la Contraloría General de la República (Capítulo IV de la Constitución) y asegura que el ordenamiento venezolano va más allá del Ecuatoriano ya que en lugar de una simple “instancia de coordinación” a la cabeza de este poder se establece formalmente un “Consejo Moral Republicano”.
También explica que en Ecuador y Venezuela se equiparan sus constituciones en que formalmente constituyen un cuarto poder estatal responsable de la rendición de cuentas y la vigilancia ciudadana en sus respectivas naciones y Akerman va más allá para resaltar el tema de la Constitución venezolana, al asegurar que este cuarto poder que actúa como vigilante y garante de que se apliquen las leyes Finalmente, señala que al crear un espacio autónomo para la realización de estas tareas se busca blindar las tareas de vigilancia estatal del juego de la política y la “partidocracia”.
Ackerman ¿dicta agenda?
Al final, la idea del asesor y jefe propagandístico del presidente de la República es hacerse del poder al través del rediseño institucional para la rendición de cuentas. En otras palabras, teniendo el aparato que define el, qué, el cómo, el cuándo y las sanciones en cualquier ámbito de la vida pública y social por encima de las instituciones constitucionales, adquiere un poder extremadamente grande, una especie de vicepresidente bajo el cual podrá actuar como lo han hecho personajes como el propio Diosdado Cabello, quien habla y decide quién vive, quién va a la cárcel, quién es expulsado o quién es perseguido.
Autoritarismo
El presidente de la República lanzó una ofensiva muy fuerte frente a todos los organismos autónomos, que en función sirven para atender situaciones específicas que el propio desarrollo económico, político y social generan y que requieren de una atención específica, como lo han sido la CRE, la CNH, CONEVAL, Banco de México, INEGI y hasta el INE, pero que para la actual administración esto no es correcto.
Ackerman, es el esposo de la secretaria de la Función Pública, Eréndira Sandoval, es decir, de concretarse su propuesta al responsable del “Cuarto Poder”, dependiente del Ejecutivo, será su esposa y tendrá un poder desmedido.
Bajo estos términos podrá quitarse del camino adversarios políticos, a quienes podrá acusar, no con la ley en la mano, sino con el interés político, quienes son y quienes no son corruptos, quienes han realizado actos contra el Estado o quienes podrán ser indultados.
Venezuela y Ecuador no son ejemplos de democracia, son ejemplos de autoritarismo y uso discrecional de la autoridad en cualquier acepción que se quiera ver.
México no puede correr por esos caminos oscuros y que han mostrado muy poca eficacia para lo que el presidente López Obrador busca, justicia, bienestar e igualdad.