El pasado domingo, tuve la oportunidad de participar en la llamada marcha “fifi”. Cifras difieren sobre el número de personas que tomamos las calles de Paseo de la Reforma, siendo siete mil el número más conservador y cerca de cincuenta mil la cifra más extrema. Yo me inclino a pensar que asistimos de treinta a treinta y cinco mil ciudadanos, sin embargo, esto no tiene el mayor interés, sino solo para la parte anecdótica. Lo importante es analizar lo que se puede rescatar de esta marcha.

Primero, y probablemente, lo más importante desde mi punto de vista, es que fue una marcha pacífica, no hubo vandalismo, pintas, desmanes, comercios saqueados, personas con el rostro cubierto, agresividad hacia los que gritaban consignas aisladas contra los manifestantes; convocada por la sociedad civil a través de redes sociales, la gente que participamos, éramos en su mayoría, familias y no contingentes de acarreados de las agrupaciones lideradas por los partidos políticos.

En segundo lugar, demostró que aunque a los llamados “fifis”, no les gusta salir a manifestarse a las calles, tienen el poder de convocatoria y en caso de ser necesario lo harán.

En tercer lugar, aunque se ha buscado polarizar a la población y dividirla en dos grupos (chairos y fifís), la mayoría de las consignas estaban encaminadas, excepto aquellas dirigidas directamente al presidente electo, a la ilegalidad de las acciones que está llevando a cabo el presidente electo con las consultas ciudadanas. En general, lo que se externó en la marcha fue la búsqueda de unidad clamando que todos somos mexicanos.

Los aprendizajes de la marcha son que una gran parte de la población que no votó por Andrés Manuel, está dispuesta a salir a manifestarse y ser el contrapeso real a un gobierno que ha estado marcado desde el principio con verdades a medias; consultas amañadas; frases vacías encaminadas a confundir y dividir; y en la mayor parte de las veces, a ignorar a los que no están de acuerdo con las decisiones de su mesiánico líder. Muchas de las críticas a la marcha “fifi”, es que esa misma gente que salió a manifestarse, no lo hizo por muchas causas previas, los desaparecidos de Ayotzinapa, el gasolinazo, los miles de muertos que ha habido a lo largo y ancho del país; muchos de ellos, reclamos justificados de diversas partes de la sociedad. Cada una decidirá que trinchera y a cuales deciden sumarse.

Creo que está malentendido el fondo de la marcha, pensando que fue por la construcción o no de un aeropuerto, eso fue el inicio, la marcha fue contra la ilegalidad de las formas y ante la imposición de la voluntad de aquel que nos gobernará los próximos seis años, convertido más en un dictadorcillo que en un estadista.

Sin embargo, la marcha “fifi” no debe deleitarse ya que, como leí en un tuit: “La cuarta transformación ya marcó historia; sacó a las calles a los que no suelen salir a marchar, indignó a los que no se suelen indignar y dio una lección involuntaria de apropiación de los espacios públicos”.

El nuevo gobierno, con un congreso en el que tiene mayoría, un poder judicial que al momento no ha logrado definir su posición y línea de acción ante la división de poderes, en la que deberían ser contrapeso unos de otros, le están dejando a la sociedad civil, ser “la sabia oposición“.