Quisiera que este texto tratara de las melosas letras de las canciones de Adolfo Ángel Alba y su hermano, Gustavo Ángel Alba, los zacatecanos líderes del grupo musical “Los Temerarios”, pero no va a ser así.

Y el día que yo quiera hablar de la farándula y el espectáculo, voy a necesitar que mi compadre Miguel Arritola, especialista en ese tema, y quien anda estrenando publicación, con su “Ensayo de un Libro”, me diera un curso intensivo.

A los temerarios que yo me refiero, primero, es a nuestros gobernantes, de quienes, es cierto, han cometido errores garrafales en el asunto de enfrentar la epidemia del Covid-19, pero dígame usted, ¿quién en este mundo iba a estar preparado al cien por ciento para enfrentarse contra esta monstruosidad?

Pero antes de comenzar a escribir, en esta madrugada de lunes, busqué la definición del adjetivo “temerario” y me resultó que se trata de quien comete una acción peligrosa con valor e imprudencia y tiene como palabras similares imprudente, arriesgado, osado, inconsiderado y hasta suicida.

Y la definición le cae que ni pintada al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se la ha pasado minimizando el riesgo primero y después diciendo que esta crisis le había caído requetebién.

“…que nos vino esto como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación de México…” dijo López el 26 de marzo, aunque ya el 18 de marzo, mientras llamaba a los mexicanos a seguir viviendo la vida nos mostró sus “escudos protectores” contra el coronavirus, una colección de tréboles, estampas y amuletos que lleva en su republicana (dice él) cartera.

Al menos al subirse al avión para ir a visitar al tal Trump, aceptó ponerse el cubrebocas…

Bajando tantito de nivel, ante la muerte rondando cada vez más cerca, no falta quien quiera colgar del palo mayor al bardo Hugo López-Gatell, quien como subsecretario de Salud resultó mas o menos para leer poesía y acá en Nuevo León al inefable secretario de Salud Manuel de la O Cavazos.

Pero sabe qué, la culpa de que estemos de Covid-19 hasta las orejas, no es totalmente exclusiva de nuestras autoridades, como todos los problemas del país

A los mexicanos, como dice un camarada, “nos gana el desmadre” y para salir al bailongo nos falta miedo y nos sobra soberbia

Este fin de semana los hermanos de dos colegas periodistas, a quienes desde aquí les mando mis mejores deseos, perdieron la lucha.

Si los mexicanos seguimos pensando que a nosotros no nos va a tocar, hay que creerlo, el sistema de salud, por mucha lana que le inyecten, va a colapsar, y terminarán los agotados médicos y enfermeras atendiendo a los enfermos en casas de campaña instaladas en los estacionamientos de los centros comerciales, porque no va a quedar más.

¿Suena tétrico? A como vamos, no es un futuro tan lejano y no depende de los gobiernos, sino de la ciudadanía, el espantar las nubes de buitres, que ahorita no se ven, pero poco a poco se están formando sobre nuestras cabezas, ante el olor de la muerte.

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