“No hay que exagerar nada, ni la modestia”. Es una frase de Anatole France. Al menos es lo que leí en internet. Qué bueno, Andrés Manuel, que decidiste hacer una campaña de publicidad para dar a conocer tus logros. Si no lo hubieras hecho, habrías caído en el pecado mortal de la falsa modestia.

“No es para presumir”, dicen tus spots. Pero, en realidad, sí es para que lo presumas. Después de muchos años de lucha, de grandes sacrificios personales, de haber renunciado a los lujos más elementales —quienes te conocemos podemos dar fe de tu sencillez, la de tu esposa, la de tus hijos.

Sí, claro que sí es para presumir. Andrés, cambiaste a México en menos de un año de trabajo. Nuestro país ya no es el mismo. Los problemas siguen existiendo y muchos de ellos no se resolverán pronto, pero ahora se atiende primero a los pobres, se rechaza la corrupción en la cúpula del poder y empieza a ser una realidad el desarrollo social —más que el simple crecimiento económico que solo había servido para enriquecer a unos cuantos.

Presume tus logros, Andrés Manuel. Han sido muchos años de lucha para llegar a esto. Millones de mexicanos, sobre todo quienes hemos tenido la suerte de tratarte un poco, estamos contentos y orgullosos.

Presume, presidente López Obrador, qué bueno que lo hagas. Lo dice el refrán: “Fray Modesto nunca llegó a prior”.

Difundir lo que se ha hecho bien resulta fundamental para seguir avanzando. Hiciste lo correcto al hacer a un lado la modestia. Tus seguidores necesitan motivos para no bajar la guardia. Porque la 4T tiene enemigos, muy fuertes, con demasiado dinero. Para mantenerlos quietos e inofensivos la gente no debe dejar la lucha. Y nada incentiva más que contar las hazañas del general victorioso. Sí, todo lo que ha pasado desde el fraude electoral de 2006, sobre todo este primer año de un gobierno distinto, sí es para presumirlo.