Sin duda estamos viviendo momentos muy tristes y álgidos en la historia reciente del mundo, el racismo, el odio, la homofobia, la brutalidad policiaca, el radicalismo religioso y la violencia se apoderan día a día de lo pasa en nuestro entorno.

En las últimas semanas hemos visto cómo los países se han dividido por el miedo y la desinformación, y varias personas han sido masacradas por el racismo, o a manos de la brutalidad policiaca, o por grupos religiosos extremistas.

Todos estos acontecimientos que cada vez se ven más “comúnmente”, están creando en las personas la sensación de que desean más seguridad, y están comprando el discurso de líderes demagogos que incitan aún más al odio y la xenofobia.

Hace muy poco tiempo escribí acerca de Donald Trump, y en esa columna manifestaba todas las incongruencias de las que ha hecho gala desde hace mucho tiempo, e incluso hice pública mi creencia acerca de que consideraba prácticamente imposible que llegara a la presidencia de los Estados Unidos. Pues bien, de forma que no acabo de comprender, esto ya se ha convertido en una enorme posibilidad, toda vez que es el virtual candidato del Partido Republicano, con serias aspiraciones para ocupar el cargo en la Casa Blanca, de acuerdo con varios sondeos realizados en ese país.

Trump ha llevado toda su campaña denostando a los mexicanos, llamándonos asesinos, violadores y criminales, e insiste en erigir un muro a través de toda la frontera con nuestro país, que dicho sea de paso, sería pagado por nosotros según Trump, para mantener fuera de Estados Unidos, a mexicanos, musulmanes y todos aquellos que Trump considere que no deben estar en su país. Cada día más norteamericanos se suman a los simpatizantes de este discurso

Me surge una pregunta ante este panorama, ¿qué pasaría con México si ganara las elecciones Donald Trump?

Tal parece que esta situación sería un desastre para todo el país, seguramente desde que Trump ocupara la oficina presidencial, la corrupción en México se apoderaría de todos, como si una epidemia contagiara a todos los políticos del país. Todos los políticos empezarían a buscar sus propios intereses, olvidándose de las personas que gobiernan, se asignarían licitaciones ilegales a amigos, a cambio de propiedades lujosas en todo el país.

Mientras esto esté pasando, la Iglesia mexicana, en vez de seguir las enseñanzas de Jesús, amando al prójimo, se convertirá en una mafia que apoya y encubre a pederastas además de promover el odio y usarían todo su poder terrenal para frenar las leyes propuestas por el presidente en favor del matrimonio igualitario, amén de satanizar a las mujeres que deciden terminar con embarazos no deseados, lo que provocará que miles de mujeres mueran a causa de esto.

En el momento que Trump sea presidente, todos los jóvenes mexicanos serían atacados por un extraño virus, que les provocaría apatía y desinterés, y dejarían de ir a emitir su voto en las elecciones; todos los jóvenes mexicanos dejarían de interesarse en la política y tirarán a la basura su voto. Ese mismo virus provocará que esos mismos jóvenes comiencen a admirar a narcotraficantes y homicidas, promoverían y se volverían fans de series que hacen apología de la violencia, dejarán de leer, no querrán estudiar y vivirán pensando solamente en las borracheras de cada fin de semana, en donde sus pláticas sólo se referirán a temas vacíos.

Seguramente surgirán políticos ligados al narcotráfico, que velarán por intereses ilícitos, en vez de preocuparse por mejorar las condiciones de las personas a las que deben cuidar y mejorar sus condiciones de vida.

Si Trump gana las elecciones, cada vez más mexicanos empezarán a participar en la corrupción, dando “mordidas” cada que la policía los detiene por haber infringido el reglamento de tránsito, y muchos tratarán de dar sobornos para no cumplir con la ley. Por más extraño que parezca, surgirán una enorme cantidad de “Lords” y “Ladies” que creerán que pueden pisotear los derechos de los demás por medio de sus influencias.

En el momento que Trump gane la presidencia, pasará algo absurdo, los maestros, que ejercen la profesión más digna y respetable de todas, esos que tienen a su cargo la educación de los niños, abandonarán las aulas y empezarán a marchar en las calles, causando caos por doquier, motivados únicamente por razones políticas. Se enfrentarán con la policía, quien les disparará matando a varias personas.

En el momento que Trump gane las elecciones, lo ricos de México dejarán de pagar impuestos, evadiendo su responsabilidad, sin importar que ellos sean lo que mayores beneficios obtengan del sistema financiero nacional, incluso van a encontrar la forma de esconder sus fortunas en otros países como Panamá, y el gobierno se hará de la vista gorda ante estas circunstancias.

Los políticos van a encontrar la forma de destruir las pocas iniciativas ciudadanas que sean presentadas ante el Congreso para desterrar la corrupción y que todo se vuelva más transparente. Oaxaca, Guerrero y Chiapas, que son de los tres Estados de la República que cuentan con muchísimos recursos naturales, además de tener una enorme riqueza cultural, se convertirán en los Estados más pobres y violentos del país, el narcotráfico se apoderará de sus calles y los niños se quedarán sin clases.

Otros políticos adoptarán posturas demagógicas, además de crear sus propios partidos políticos por lo que recibirán muchos millones de pesos como financiamiento que utilizarían para comprar frijol con gorgojo para comprar el voto de los más pobres.

En todo México, sin explicación aparente, aparecería el fenómeno del “cangrejismo”, donde todos comenzaremos a sentir envidia por los éxitos de otra persona, además que las noticias que veremos se referirán a políticos corruptos, muertes de odio, y todos nos quejaremos de esta situación, pero nos convertiremos en “indignados de sillón”, y no haremos nada para remediar la situación del país y hasta seremos parte de los mismos males.

Solo nos quedará esperar a que Trump acabe su mandato, si es que no se reelige, para que México salga de esa pesadilla y nuestro futuro cambie.

Como podemos ver, más que preocuparnos por quién será Presidente de nuestro vecino del norte, debemos comenzar a ocuparnos de lo que está pasando YA en nuestro país

Después de haber este escalofriante recorrido, creo que es muy válido que en el tema histórico haga mención respecto a las cosas que provocaban risa entre los griegos y romanos, es decir, haré una breve recopilación de los chistes de esa época, sacada del libro Philogelos (“Adicto a la risa”), una obra escrita durante el siglo IV y que consta de una colección de 256 chistes agrupados por temas. Aunque es difícil precisar la autoría con exactitud, algunas fuentes señalan como autores a los griegos Hierocles y Philagrios. Lógicamente, hay que tener en cuenta que el humor es muy relativo y que estos chascarrillos eran para contar más que para leer.

Pitonisas y adivinos

Un adivino le dijo a un hombre: “Eres incapaz de tener hijos”. Cuando el hombre contestó que tenía 7, el vidente respondió: “Ah, ¿si? Fíjate bien en ellos”

Un hombre fue a ver a una pitonisa para preguntarle por la salud de su familia. La pitonisa contestó: “Todos están bien, sobre todo tu padre”. El hombre le dijo que su padre llevaba diez años muertos, y el adivino dijo: “No tienes ni idea de quién es tu verdadero padre”

Una madre llevó a su hijo enfermo a un vidente. Le leyó el futuro y le dijo que no se preocupase que tenía muchos años por delante, y le pidió que le pagase sus honorarios. Cuando la madre dijo, “mañana se los pagaré”, el vidente, contrariado, respondió: “Pero, ¿y si el niño muere durante la noche y pierdo mis honorarios?”

Machistas y misóginos

Un misógino asiste al entierro de su mujer. Alguien le pregunta: “¿Quién descansa aquí?” El viudo responde: “¡Yo, ahora que me he librado de ella!”

Cuando un misógino enfermó, su esposa le dijo: “Si te mueres, me suicido”; el enfermo alzó la vista y le dijo: “Hazme un favor y suicídate mientras que todavía estoy vivo”

Tontos e idiotas

(En esa época habitantes de Abdera, Tracia, tenían fama de tontos, como hoy la tienen los gallegos)

Un abderita soñó que pisaba un clavo. Al despertar, se vendó el pie. Un colega lo vio y le preguntó qué hacía. Al oír la explicación, dijo: “¡No me extraña que te digan tonto! ¿Cómo se te ocurre dormir descalzo?”

Un abderita se acuesta con su abuela, es sorprendido por su padre y recibe una paliza. El abderita, entre sollozos, se queja: “¡Tú te has acostado con mi madre muchas veces y yo no digo nada! ¿Por qué me pegas por acostarme una sola vez con la tuya?”

A un abderita le extirpan la campanilla y el médico le ordena que no hable. Así, cuando alguien le saluda, es su esclavo quien responde. Luego él, les dice: “No te ofendas; es que el médico me ha prohibido hablar”

Un abderita vió a un eunuco hablando con una mujer y le preguntó si era su esposa. El eunuco contestó que era un eunuco, y por tanto no tenía mujer. El abderita preguntó: “Ah, entonces, ¿es tu hija?”

Un abderita siguió la costumbre e incineró su padre muerto. Él corrió a su casa y le dijo a su madre enferma: “Todavía quedan algunos troncos por quemar. Si quieres dejar de sufrir, los aprovechamos y te incinero con ellos”.

Filósofos y eruditos

Un filósofo se encontraba frente a un pozo en una casa en el campo y preguntó si el agua era potable. El campesino le dijo que sí, que sus padres ya habían bebido del pozo. El filósofo, sorprendido, dijo: ¡Qué largos debían ser sus cuellos si podían beber de un sitio tan profundo!

Un erudito fue a visitar a un amigo que estaba muy enfermo. Su mujer le dijo que su marido “ya se había marchado”. El erudito le contestó: “Cuando vuelva, ¿le puedes decir que he pasado a verle?”.

Un amigo le dijo a un filósofo: “¡Felicidades! He oído que tu mujer acaba de tener un hijo”. El filósofo, con cara de pocos amigos, le contestó: “Si, gracias a amigos como tú”.

Un erudito compró unos pantalones, pero no podía ponérselos porque le iban muy apretados. Así que se depiló las piernas.

Mal aliento

Un hombre con mal aliento preguntó a su esposa: “¿por qué me odias?” Y ella respondió: “Porque me amas”.

Un actor que era un bromista era amado por dos mujeres, una con el mal aliento y la otra con axilas hediondas. Una le dijo:”Dame un beso”. Y la otra: “Dame un abrazo”. El actor declamó: “¿Qué debo hacer? Estoy entre dos males”.

Varios

Un hombre en el médico: “Doctor, cuando me levanto estoy mareado, pero media hora después ya estoy bien”. El doctor le recomienda: “Pues levántese media hora más tarde”.

Un hombre pregunta a su mujer libidinosa: “¿Qué hacemos, cariño? ¿Comer o fornicar?”. A lo que su mujer contestó: “Lo que quieras, pero no tenemos ni una miga de pan”.

Un hombre joven atendía a una mujer y le dijo a sus dos esclavos: “Que uno le traiga una bebida a la señorita y el otro le haga el amor”. La mujer respondió: “No tengo sed”.

Cuando un bromista vio un proxeneta alquilar los servicios de una prostituta negra, le preguntó: “¿Cuál es su tarifa para la noche?”

Un hombre lleva el cuerpo de su padre muerto a los embalsamadores egipcios en Alejandría. Cuando va a recuperarlo, el embalsamador, que tiene varios cuerpos, le pregunta si su padre tenía señales particulares que lo identifiquen. “Una tos fuerte”, responde el hijo.