Hagamos un ejercicio. ¿Cómo se le llama a la acción de penetrar con falo o cualquier similar? Violación. ¿Cómo nombramos al producto de la violación? Embarazo no deseado. ¿Qué sucede durante cualquier embarazo? Una revolución hormonal. ¿Para quién? Para el producto que se encamina. ¿Qué sucede con las mamás? Lactan. ¿Para qué lactan las mamíferas? Para alimentar a sus crías. ¿Lactan todo el tiempo? No, únicamente durante la estimulación del periodo de lactancia post-embarazo. ¿Las crías toman leche eternamente? Tampoco, únicamente durante el periodo de crecimiento. ¿Y qué pasa por lactar? Se pierde calcio, minerales y fosfatos que van directo a nutrir al producto del embarazo. ¿Y con qué se hace el queso? CON LECHE. ¿De quién es la leche? De las vacas. ¿Para quién la producen? Para los terneros. ¿Por qué los humanos la consumen si no la necesitan ni es para ellos? Por el capitalismo que ha creado ficticiamente la falsa necesidad de la leche como un producto “básico” para el desarrollo humano. ¿De quién tomamos leche los humanos? De nuestras madres. Entonces: Si las hembras mamíferas, humanas o vacas, producimos leche ¿Por qué legitimar con nuestro consumo la cultura de la violación hacia las más débiles, que son las vacas?
¿Por qué estamos dispuestos a exigir y consumir productos logrados a través de la violación? Ni una sola marca de quesos o leches de grande producción se libra de tener en hacinamiento cientos de vacas que son sistemáticamente violadas para estar permanentemente embarazadas, lactantes o fértiles con el objetivo de producir lácteos, aún cuando todo el proceso implique dolor, descalcificación, infecciones, sangre, pus, sufrimiento y el robo de sus crías -doloroso emocional igual que físicamente-.
Una ola de cibernautas se han lanzado en ofensiva contra la Secretaría de Economía al informar en un comunicado sobre la suspensión inmediata de la comercialización o venta de los productos de varias marcas de queso y dos de yogurt ‘natural’.
Las marcas de la industria violadora que comercializa queso o productos de ese tipo son Fud, Nochebuena, Premier Plus Cuadritos, Zwan, Caperucita, Burr, Precissimo, Frankly, Selecto Brand, Galbani, Lala, El Parral, Portales, Walter, Sargento, Cremería Covadonga, Aurrerá y Philadelphia.
En ellas detectaron las siguientes irregularidades:
– Utilizar la leyenda “100% leche”, adicionar grasa vegetal para sustituir la leche que deberían contener en su elaboración
-Proporcionar un menor gramaje que el declarado en la etiqueta
No informar en la superficie principal de la exhibición el porcentaje de uso de caseinatos para la elaboración de queso, que según la información validada por el médico Rosciano Paganelli: “obstruyen el sistema respiratorio, impidiendo el transporte del oxígeno con total fluidez”, contribuyendo a una mala digestión de caseína que se asocia con el empeoramiento de los síntomas de: Sinusitis, rinitis, asma, neumonía, otitis y otras enfermedades respiratorias.
En el caso del yogurt ‘natural’, las marcas sancionadas y cuya venta quedó prohibida son Danone Bebe Gastro y Danone natural por “adicionar azúcares” en sus ingredientes y no cumplir con el contenido mínimo de leche.
Parece que se ofenden por el hecho de que una autoridad desenmascare la verdad sobre el contenido de los productos que intoxican y dañan al país. Pero seré sincera y en total opinión de la autora, aunque parezca impopular: ningún lácteo obtenido de la explotación animal y la cultura de la violación debería estar en el mercado. Ni leche, ni queso, ni nada que sea producto de la crueldad extrema a la que son sometidas las hembras mamíferas.
No sólo se trata de reconocer la dignidad de las hembras de todas las especies y los derechos de los animales, también se trata de la salud humana o acaso ¿Creen que la intolerancia a la lactosa surgió de la nada?
En el texto “30 o más razones por las cuales la leche de vaca equivale a veneno de rata”, el doctor John F. Unruh de Neurological Rehabilitation Internacional Consultants expone cómo es que la leche contiene sangre animal y pus con la validación internacional en las reglas del departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), donde establecen que la leche es anormal y no se debe de ingerir únicamente si contiene mas de 200,000 células blancas muertas por mililitro, es decir, con 199,999 mil células de pus, consumimos leche y quesos que ni siquiera son quesos y únicamente engordan al país con una de las mayores tasas de obesidad y diabetes, factor mortal ante la pandemia de la COVID19.
De hecho, en el año 2001, los análisis de la leche producida en 48 estados de EU para determinar si cumplían con las normas de la FDA resultaron en un exceso de los límites permitidos. Si Estados Unidos está bebiendo pus y sangre pintada de blanco, consumiendo muerte y violación derretida en emparedados con colorante amarillo todos los días ¿Qué está consumiendo México?
La leche y el queso además de ser violación, son asociados con el cáncer de próstata en los hombres. Para las mujeres que toman productos lácteos, los riesgos de contraer cáncer de ovario aumenta hasta en un 66% según la misma organización.
Lo más escalofriante es que existen mujeres que, en la necesidad económica propia de la crisis derivada también por los hombres que "abortaron" al abandonarlas, están vendiendo leche materna congelada. Un documental de Netflix entrevista cómo es que acumulan hasta 40 bolsas en neveras para después venderlas a hombres adultos que creen que eso "les hará ser más musculosos". La falsa necesidad de leche avanza a niveles crueles y dolorosos en la explotación de las hembras de todas las especies. Por eso: ¿Defienden el queso, la leche, la violación, la mentira, el engaño tóxico, la alimentación venenosa o todas las anteriores?