Durante la madrugada, la Sala Superior del Tribunal Electoral resolvió adecuadamente confirmar el proyecto del Magistrado Vargas y negar el registro a México Libre por tener financiamiento sospechoso.

Sin embargo, bien se dice que con la vara que midas, serás medido. El nuevo partido de Elba Esther Gordillo, Redes Sociales Progresistas, tuvo igual o hasta más irregularidades en su financiamiento y en su integración: Utilizó recursos sindicales; abusó de las estructuras de maestros para organizar asambleas y lograr el registro; tuvo donativos hasta por 6.8 mdp sin comprobación o factura; además de lo obvio más allá de lo legal.

Permitir el juego electoral, el acceso a los recursos partidistas sin ideología representativa ni legalidad, sin moral pública y avalando el uso electoral de los derechos sindicalistas es un terrible mensaje.

Elba Esther Gordillo ha tenido actos de corrupción probada en los que el gremio más manoseado políticamente con la Reforma Educativa fue castigado, en gran medida, por lo que ella permitió.

Peor aún que dar juego en la democracia partidista a una extorsionadora electoral de tallas finas y grandes: abrir el espectro representativo a un partido político confesional que violentó el principio de laicidad en casi todas las asambleas realizadas.

Una asamblea convocada por un ministro de culto es prácticamente una misa. Lo peligroso además de darle registro no es únicamente el juego electoral que cristianos tendrán (como con el otro PES) sino el cargado discurso de odio que promueven sus simpatizantes contra mujeres, homosexuales y juventudes

Es más: si analizamos las acciones de legisladores del PES, encontraremos un exceso de conservadores peor que el de los quesos falsos. Su presencia intoxica la vida pública con prejuicios anti derechos que poco les hacen distintos al Partido Acción Nacional.