Durante los días previos al debate entre candidatos a la Presidencia, que por ley debe realizarse, ha habido una gran discusión sobre su transmisión por televisión abierta. Todo surge al ser programado a la misma hora un partido de futbol por la liguilla (cuartos de final) entre la Universidad Autónoma de Nuevo León (Tigres) y el Morelia, aún cuando la autoridad electoral solicitó a los medios de comunicación que no fuera así.

 

La discusión comenzó cuando Ricardo Salinas, dueño de TVAzteca, que programará el partido, en un acto de desdén envío un tuit dónde mantenía su posición de preferir el rating que el debate mismo. Pero no es una simple decisión de preferencia de audiencias, sino que es una situación que tiene ramificaciones oscuras que habría que estudiar.

 

Primero que nada hay dos cosas que respetar: la libertad de decidir soberanamente y la otra, la libertad de expresión. En el primer caso debemos ser respetuosos de quienes deseen ver el futbol antes que escuchar-ver un debate político y en el segundo caso también TVAzteca puede tomar la libertad de que hacer con su tiempo al aire.

 

Sin embargo, hay una segunda situación donde encaja todo y que tiene la finalidad de crear un ambiente de distracción contra lo que realmente interesa al país. Hay que iniciar con marcar las razones por las que los medios quieren una baja audiencia en la trasmisión del debate entre candidatos: alejar al ciudadano de la política. Acto primordial para ellos y su candidato.

 

La distracción inicial es sobre Enrique Peña Nieto (EPN) ya que es del conocimiento público que tiene severas deficiencias intelectuales, que pueden explotar negativamente al momento de un debate de ese nivel. Por ello en caso de que suceda, los medios prefieren a la gente viendo el futbol que la manera tan estrepitosa al mostrar su ignorancia. Lo quieren mantener como el candidato bonito pero hueco que gobernará para ellos y no para el pueblo en general.

 

También es parte de la ideología mediática la acción de distraer a la población en general de los problemas de la nación, uno de esos ejemplos es la “captura” semanal de varios cabecillas, líderes, capos, operadores del crimen organizado.  Así con la discusión sobre el debate, se distrae de las propuestas políticas, económicas y sobre todo de seguridad que puedan ofrecer los diferentes candidatos para convencer o no a los electores.

 

Una de esas estrategias es mofarse del debate, por eso Peña Nieto no los acepta en las diferentes radiodifusoras ni televisoras, para hacerlos ver como algo sin resultados positivos. Esto ya sucedió antes con la serie de TV llamada “El Privilegio de Mandar” donde se mofaron de los gobernantes hasta el cansancio; eso se notó en la elección de 2006, cuando se votaba por los personajes de la TV, no por los políticos de carne y hueso

 

Así igual en la actualidad, por ello si obligamos a la población en su totalidad a ver el debate, lo único que generará será un más extremo odio hacía la política; situación que los medios desean con necesidad extrema. Mejor respetemos la libertad de decidir y dejemos con su futbol o sus pequeños gigantes a quien así lo desee, así cada quien se formará su ideología aunque sea incorrecta o errónea.

 

La preocupación es como los podemos informar mejor y que cambien de preferencias, ese es el problema. Sacar a la población en general de la ignorancia política es el objetivo. Para hacerlo debemos ser miles, no es tarea fácil.