Los hombres jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen; los hombres viejos quieren ser infieles y no lo logran.

Oscar Wilde

La Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE determinó ayer que solo “pasan” a una segunda fase del proceso para renovar la presidencia de Morena cinco aspirantes: Mario Delgado, Hilda Díaz Caballero, Adriana Méndez, Porfirio Muñoz Ledo y Yeidckol Polevnsky. Todo ello de acuerdo a unas encuestas de reconocimiento realizadas por Demotecnia, Mendoza Blanco y Asociados y Parametría.

Quedó evidenciado, por tanto, que a las “mozas promesas” de la Cuarta Transformación —Gibrán Ramírez y Antonio Attolini— muy poca gente las conoce, mismo entre los supuestos seguidores o simpatizantes de Morena. Ellos pueden (o creen) tener un peso específico en algunos círculos de las benditas redes sociales, pero ya en la realidad valen gorro.

Como se pronosticaba, al menos quien esto escribe, el nombre de Muñoz Ledo (su recordación entre la ciudadanía) encabezó los resultados. De hecho, arrasó en la encuesta (Muñoz Ledo / 41.7% aventajó a Mario Delgado / 27.1% con más de 13 puntos porcentuales). Falta ahora sortear las impugnaciones que se hagan a esta primera etapa pues, también como se venía venir, Gibrán ya gritó ¡fraude!

Ahora bien, naruralmente todo puede cambiar en la siguiente encuesta —que se aplicará a la de ya del 2 al 8 de octubre—, y mucho dependerá de qué haga Marcelo Ebrard (perdón, quiero decir Mario Delgado) para desplazarlo.

Yo la verdad no creo que haya mucho rescatable en Morena, instituto político que alberga a los priistas de cepa y corazón, pero, de existir, veo más posibilidad de que un personaje sin rienda y con un cierto grado de la independencia que da la locura —como es el caso de Muñoz Ledo—,lo saque a relucir.

Si bien, aunque el presidente de la nación quiera fingir una sana distancia, él es el que al final va a decidir a quien poner a la cabeza de Morena. Y quizá justamente —para aparentar— va inclinarse por quien pareciera le significa un contrapeso, que le pondría un estate quieto, pero que por su ya muy avanzada edad podría tener que dejarle en breve el control del instituto político a Citlali Hernández; ella más advenediza incluso que Attolini, ¡que ya es mucho!