Recordé la fase previa del año 2018 cuando López Obrador sostenía una ventaja monumental a sus rivales de la derecha, incluso, lanzó la advertencia que, si PAN, PRD y PRI unificaban estructuras, serían un profundo fracaso. En función de la premisa, Andrés Manuel ya había medido el termómetro social y tenía datos duros y contundentes tomando en cuenta los estudios de opinión que pronosticaron su aplastante victoria. Sobre esa plataforma sólida, se rodeaban muchos elementos y circunstancias para ir planteando esa posibilidad; sin embargo, la decisión de la inmensa mayoría de mexicanos era terminar con la hegemonía del PRIAN y abrir paso al proceso de esperanza y transformación que planteó el ahora mandatario.

Eso naturalmente vino a modificar la estructura partidaria— al grado de fortalecer el amasiato o la relación tripartidista que se formó con el efecto del tsunami y la lucha por la supervivencia. Desde ese entonces, PAN, PRD y PRI están en la lona; el 2018 no sólo provocó su decadencia, sino tropezaron a un profundo laberinto donde intentan a toda costa encontrar la salida a sabiendas de lo que significó la derrota aplastante de aquel histórico 2018.

En ese vendaval, se recogen los testimonios y un libreto anecdotario de capítulos donde la oposición ha mostrado su irracionalidad en un clima de desesperación. No les importa nada, incluso, están dispuestos a enterrar el pasado como obra de la intensa lucha social y progresista de 1989, especialmente al PRD. Son muchos los aspectos que hoy en día exacerban a la población, en particular— a la que depositó su confianza en su valiosa edificación incipiente de un partido que hoy es servil y simplista.

Eso quedará en el pasado. Ayer la encuesta que circuló de Parametría constató que, en Michoacán, ni juntos vencerán a Morena, incluso, tan enorme es su influencia que los resultados pronosticados visualizan nuevamente una aplanadora. En esa coyuntura, resaltó como ha sido una costumbre— el nombre del Cachorro de Churumuco que, desde hace un año, se ha convertido en el preferido de la población en general, lo mismo, de simpatizantes y militantes de Morena. 

En esa estimación, existe una elevadísima intención del voto de 48% con Morena; por su parte, las cifras no favorecen al Bloque opositor tratándose de tres partidos en el que solo promedian 19%, tomando en cuenta que son tres estructuras. Es decir, 29 puntos es lo que aventaja el senador al BOA. En esos mecanismos de expresión recordé dos concepciones que he sosteniendo a lo largo del proceso previo con FUNDAMENTO y en el acompañamiento de los instrumentos metodológicos de recolección de datos:

La capacidad que aglutinó una sola imagen con Morena es verdaderamente impresionante— al punto de consolidarse como la figura más visible y sobresaliente de Morena en Michoacán. Asimismo, esos atributos y su enorme participación hasta hoy en día en el pleno de la Cámara Alta con sustanciales cambios y modificaciones a la ley en el esquema de transformación del presidente López Obrador, han determinado un grado de solidez que, aunado al respaldo de 38 estudios de opinión, serán claves para su candidatura virtual que prácticamente amarró.

El agujero o el boquete en que se encuentra el BOA o bloque opositor, debe de estar preocupando severamente; no la estarán pasando nada bien— porque los números que mostró Parametría deben estar haciendo una reflexión del desastre político que se avecina con esta sociedad tripartidista. El hoyo subyace en una profunda crisis de credibilidad; no tienen opción más que preparar un traslado ordenado y transparente en la transición a posteriori. Se acabó, las señales de debilidad son evidentes. El costo político por claudicar es altísimo. En 2018 no meterán ni las narices en una elección en la que, políticamente, han perdido con antelación.

Notas finales

Habrá justicia política en Michoacán. La lógica apuntaló desde hace un año y en el registro de la lucha que inició en 1989. Esa columna vertebral es hoy en día la punta de lanza para un símbolo del pasado actual.