Bastaron algunos segundos, para darnos cuenta de lo vulnerables que somos ante situaciones que nos sobrepasan. A pesar de las circunstancias complejas, hay alternativas, caminos y soluciones, cada persona es un agente de cambio en potencia, y en estos días ha quedado demostrado.

Las elecciones en 2018 se vislumbraban con muy poca participación, con un voto fracturado, con polarización y confrontación de ideas. Pero lo ocurrido el 19 de septiembre de 2017, cambió el panorama, político, económico y social.

Aproximadamente un 80% de las personas ayudando en las labores de rescate, centros de acopio, brigadistas, etc., eran millennials (personas nacidas entre 1980 y 2000). Sí, esa generación que ha sido criticada por ser indiferente, apática, egocéntrica, la generación de la recompensa y la comodidad.

Sin que nadie les dijera qué hacer, a dónde ir, o cómo hacerlo, salieron a las calles, no solo a ayudar, sino, para mandar un contundente mensaje a toda la nación; el mensaje: No hay nada con lo que no podamos.

Alrededor de 14 millones jóvenes, entre 18 y 23 años, votarán por primera vez para elegir Presidente de la República, en las elecciones de 2018. De 10 electores en 2018, 5 serán millennials y de esos 5, se pronosticaba que solo 2 votarían.

Una encuesta realizada por Bloomberg antes de lo sucedido, menciona que: el 70% de los mexicanos millennials, aún no sabe por quién votará, 7% están interesados en votar, 10% aseguró que no votará, 10% se pronunció en duda y 3% no contestó.

Se pronosticaba que el triunfador de la elección en 2018, ganaría entre un 26% y un 30% de la votación. En términos de gobernabilidad, tendría más de un 70% de ciudadanos, que no votaron por él/ella, sin duda, esto complicaría la forma en la que el país va a crecer.

Con lo ocurrido, se puede especular que en 2018 habrá más participación electoral, debido a las  muestras de apoyo de los millennials y ciudadanía en general. Sin embargo, no se tiene evidencia que se pruebe lo anterior.

En 1982, antes del temblor de 1985, se registró una participación de 74.8% y en 1988 disminuyó a 52%. En los mexicanos queda romper con la tendencia de baja participación después de un desastre natural.

Cuando la ciudadanía toma el control de su acontecer, sin duda, siempre va a rebasar al gobierno.

Sociólogos ya empiezan a analizar el movimiento millennial, aseguran que durará poco tiempo, que cada día, desvanecerá la solidaridad, el entusiasmo y el apoyo.

Se ha manejado un discurso en los últimos días, sobre que los millennials están pagando la deuda que tenía con México, pero esto parece más una proyección de generaciones pasadas, por lo que dejaron de hacer, para heredar la situación que se vive actualmente.

Las crisis son las mejores bendiciones que pueden suceder a las personas o países, por que las crisis traen progreso. Quedará en todos, el recuerdo de lo que fue, una efímera idea de lo que se hizo, o será el momento donde los millennials tomaron el rumbo de su país y no lo soltarán jamás.