Cuando se trabaja con las redes sociales de tiempo completo, se dice que se vive al instante. Las noticias corren con mayor velocidad y más cuando éstas logran despertar los sentimientos en cada usuario, para ejemplos de lo anterior sobran y si habláramos de ellos no alcanzarían los caracteres porque a cada uno hay que dedicarle su tiempo y espacio para comprender el cómo y el por qué fueron grandes fenómenos.
Las voces de las redes sociales exclaman y reclaman, invitan a la reflexión y despiertan el ánimo revolucionario de cada individuo. Sin embargo, no se logra canalizar todas esas ideas en acciones proactivas, la mayoría incitan el odio, rencor y la palabrería. Vivimos en un México con doble moral, donde nos indignamos por los comentarios xenófobos de Donald Trump hacia para la comunidad latina, pero ofendemos a centroamericanos que buscan lo mismo que nuestros paisanos el tan anhelado ?sueño americano?.
Vivimos en un México con doble moral, donde nos conmovemos y exigimos recibir a los refugiados de Siria, pero aquí no somos capaces de ayudar a las miles de familias que viven en pobreza, a quienes no tienen hogar, que son parte de nuestra sangre, de nuestra patria.
Vivimos en un México con doble moral, donde exigimos que nuestros representantes terminen sus periodos y que no anden ?buscando otro hueso?, pero claro esto sólo aplica para quienes no comulgan con nuestros ideales, porque cuando lo hacen con quien simpatizamos entonces lo vitoreamos.
Vivimos en un México con doble moral, donde culpamos a nuestros gobernantes de cada suceso que afecta a nuestro país, pero enaltecemos a los verdaderos criminales, aquellos que separan familias, roban, extorsionan y matan por el simple placer de decir: ?Yo tengo el poder?.
Vivimos en un México con doble moral, donde es más fácil criticar, ofender y hasta amenazar a quienes no piensan igual que nosotros, pero exigimos respeto, tolerancia y paz cuando nosotros somos a los que ofenden.
Vivimos en un México en donde exigimos justicia, que nuestros gobernantes sean honestos, donde ya no exista la corrupción y podamos salir adelante, donde las oportunidades sean mayores y las puertas no se cierren. Llegó el momento de hacer posible todos estos anhelos. La tarea no es sencilla, pero puede que juntos tengamos la respuesta.
Un México sin violencia es posible, a todos nos duele Ayotzinapa, nos lastima e hieren los asesinatos, robos y corrupción, nos indigna las falta de oportunidades y la pobreza, pero la solución no está en generar más odio y rencor, el camino no son las armas porque la violencia genera más violencia. El camino es regresar a México la esperanza, tomar el rumbo y ser el país lleno de personas solidarias para convertirnos como siempre lo hemos hecho agentes de cambio.
Recordemos el 19 de septiembre de 1985 cuando un país fue devastado por aquel sismo y donde nuestra fortaleza como mexicanos nos hizo olvidar las diferencias y todos acudimos a ayundar. Recordemos la grandeza que México tiene, recordemos no sólo este mes como patrio, sino como la oportunidad de volver a confiar.
México es grande y lo es por su gente, es momento de volver a creer.
Omar Gómez García.
Presidente del Movimiento PRI.Mx Veracruz
@OmarGGar