En la década de los ochenta, una joven intérprete grabó una de las canciones que la harían sumamente popular, que llevaba por título «Mentiras» (anteriormente tenía el título de «Solo Mentiras») y que no puede sino ser el nombre que mejor se ajusta a las realidades que hemos vivido desde que un multimillonario de Nueva York llegó a la Casa Blanca.

A partir de que Trump consiguió a la presidencia de nuestro vecino del norte, él mismo acuñó el término “fake news” para referirse a las noticias que desde su perspectiva, los diarios publican de forma amañada para dañar su imagen. Sin embargo, en estos casi dos años de la presidencia de Trump, la historia ha demostrado que el término “fake news”, está mejor aplicado a las argumentaciones que este polémico personaje escribe, ya sea en su plataforma favorita de comunicación mediante tuits o que pronuncia en las conferencias de prensa que da en diversos momentos. De acuerdo con el conteo de The Fact Checker, publicado por el periódico The Washington Post, durante 558 días de gobierno, Donald Trump ha realizado 4 mil 229 declaraciones falsas, esto significa que en promedio, ha dicho 16 mentiras o imprecisiones diariamente, mientras continúa con una campaña sistemática de ataque y desprestigio contra los medios que señalan sus errores o incapacidades.

Pues bien, eso podría quedar simplemente para el anecdotario de nuestros vecinos que adoran llevar estadísticas de todo, sin embargo, lo que preocupa es que pareciera que, en México, el ahora presidente electo busca ir por el mismo camino que su contraparte del norte.

Independientemente de las mentiras que López dijo en su campaña y que como tal, muchos de nosotros las consideramos eso, promesas electoreras casi imposibles de cumplir, desde que fue elegido ha tenido que aceptar veladamente una a una que no se consumarán, o bien, crear una inmensa bola de humo como son las consultas públicas en las que dejará las decisiones en manos del pueblo, para después poder decir: “El pueblo es sabio, yo quise pero ellos decidieron”,  y con ello justificará por qué no cumplió muchos de sus ofrecimientos de campaña.

Sin embargo, lo que preocupa es que al igual que el mentiroso que ocupa la silla presidencial en nuestro país vecino, Andrés Manuel se ha dedicado a atacar a los medios que le son incomodos, es más, en días pasados la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), solicitó al presidente electo, que evite descalificar a la presa en México, ya que López  se ha referido a algunos medios como “prensa fifí”.

Un personaje como AMLO que durante años no ha hecho otra cosa que confrontar al país, a las instituciones y a todo lo que se oponía a su deseo insaciable de poder, ahora que ha logrado la victoria en las urnas por aplastante mayoría y que no se ha cansado de repetir que lo que queda ahora es pacificar, tener tolerancia y unidad, no puede no respetar a la libertad de expresión y a las opiniones contrarias a sus ideas o intereses.

 ¿Será que el AMLOVE se le acabó aun antes de, ahora sí, ocupar la silla legítima de presidente de todos los mexicanos?, o tal vez, simplemente se dedicará durante los próximos seis años a dar la nota al estilo del musical “mentiras”.