Andrés Manuel López Obrador debe aprender de la mala experiencia de Donald Trump en el debate de ayer.

Trump no se preparó, confió en su capacidad de improvisación, en su innegable atractivo mediático y en su facilidad para lanzar puntadas que enloquecen tanto a sus seguidores como a sus rivales.

Al magnate estadounidense le dieron una paliza en el primer debate presidencial.

Hillary Clinton ganó, hasta con facilidad, simple y sencillamente porque se preparó, ensayó, escuchó consejos, hizo la tarea pues.

Lo único que necesitaba Donald Trump era esconder que él es el peor candidato presidencial en la historia electoral de Estados Unidos.

El señor Trump no lo consiguió porque Hillary le quitó todos los disfraces que se puso durante el enfrentamiento.

En México ganó...

Desde luego, Margarita Zavala, no solo por ser mujer, no solo por ser la esposa de alguien que gobernó al país, no solo porque ha apoyado totalmente a Hillary Clinton, sino también –y sobre todo– porque se toma tan en serio su trabajo que no deja nada a la improvisación.

Después de la buena actuación de Hillary en el debate, Margarita sin duda va a crecer.

En México perdieron...

Los independientes como Pedro Ferriz de Con que basan su popularidad en los berrinches, las ocurrencias, las posiciones extremas.

Ha crecido Ferriz, sin lugar a dudas. Él es el Trump mexicano. No lo son Jorge El Guero Castañeda, Gerardo Fernández Noroña o Jaime El Bronco Rodríguez, a pesar de que estos tres últimos también son muy dados a la estridencia polìticamente incorrecta.

Una lección para AMLO...

Andrés Manuel López Obrador es el mejor político mexicano, el más honesto, el más trabajador, el que más piensa en la gente pobre.

En la próxima campaña presidencial va a tener que rechazar la idea de que podrá ir a los debates a improvisar, confiado en su talento, su experiencia y su cultura.

Si Andrés Manuel en los debates simplemente exhibe lo que él es, llegará a la Presidencia de México.

Pero...

AMLO va a tener que realizar lo que no le gusta: aceptar asesoría, hacer la tarea, seguir un guión, dedicar muchas horas a prepararse para que no lo sorprenda ninguno de sus rivales con ataques que, por injustos que resulten, convenzan a los indecisos de que él es lo que dice la propaganda.

Ojalá ahora sí Andrés Manuel acepte la ayuda de profesionales que saben más que él, al menos en el tema complicadísimo, más arte que ciencia, de prepararse para un debate.