Desde insinuar que miente, hasta burlarse por la enfermedad o el típico “se lo buscó”, se ha leído en redes sociales, desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador, anunció que está contagiado por Covid-19.

Tanto los buitres como los aplaudidores no se han hecho esperar, como si la enfermedad de un jefe de Estado como es Andrés Manuel fuera cosa menor.

Dejando de lado las múltiples fobias o animadversiones se trata de un adulto mayor enfermo de algo que puede ser fatal y eso no es motivo de risa y mucho menos de celebración. 

A México, es verdad, la pandemia por el nuevo Coronavirus lo ha puesto en una situación delicada. Si el presidente ha hecho bien o mal a juicio de quienes, dijera el clásico, “ningún chile les embona” no es para tener ahora otro tema de debate o desunión.

No es de gente de bien desear el mal.

Quienes hemos tenido enfermos en la familia e incluso decesos sabemos de sobra que el contagio por Covid-19 puede ser un infierno por lo traicionera que es la enfermedad y por ello debemos disociar; la ausencia de un presidente en las condiciones tan precarias y alarmantes que vivimos como nación deben ponernos en alerta porque todos estamos en el mismo barco y si la cabeza naufraga, nos hundimos los demás.

Al ver la conferencia diaria de seguimiento sobre el covid en México nos enteramos que el presidente está estable, con síntomas leves y atendido. Hasta ahí todo bien.

Pero el primer mandatario deberá ausentarse al menos quince días para su total recuperación y esa silla presidencial vacía aunque sea por poco tiempo como todos esperamos, es un hecho poco común,casi inédito en la historia contemporánea de nuestro país.

¿Se han enfermado presidentes en funciones en México? Claro que sí, el más reciente fue precisamente su antecesor, Enrique Peña Nieto, quien dejó unos días “la silla vacía” en junio de 2016 por una cirugía de emergencia, pero su vida no estuvo en riesgo.

También han fallecido presidentes ocupando el cargo y así quedó plasmado en los libros de historia, pues todos sabemos que Benito Juárez y Venustiano Carranza murieron estando en el poder.

En el caso de Andrés Manuel López Obrador lo atacó el virus que llegó de China y que ha cobrado la vida de más de un centenar de personas y esto era algo que, aunque jamás deseado, sí probable debido a su incansable ritmo de trabajo y sus constantes giras.

En su ausencia estará al frente una mujer muy capaz que con seguridad sabrá conducir al país de la mejor manera. Olga Sánchez Cordero, la actual secretaria de Gobernación.

La pandemia, pues, ahí está y está imparable.

Ahora fue el presidente pero cualquiera puede enfermar. Que esto no sea un motivo más para el circo y derramamiento de veneno por parte de quienes, al parecer, quieren ver al país hecho pedazos.

Mis mejores deseos de recuperación al presidente y desde luego, a cada uno de los enfermos que están sufriendo esta terrible enfermedad.