Más allá de un asunto mediático que distraiga de otras problemáticas que enfrenta Estados Unidos, la nación más brutalmente afectada por la pandemia de Covid-19, es inexplicable la persistencia de los Demócratas en aplicarle un “impeachment”, o Juicio Político a Donald Trump, por presunta incitación a una insurrección, por los hechos del pasado 6 de enero.

Comenzando por la presunta irregularidad que consiste en aplicar un juicio de este tipo a un expresidente (ya que de acuerdo a las leyes en vigor en EU, este procedimiento está reservado para presidentes en funciones), Donald Trump podría ser enjuiciado en una corte civil, como el resto de los “mortales” norteamericanos, por sus múltiples y fácilmente comprobables actos de corrupción.

Donald Trump, condenado a ¿una muerte digital?

Mientras que “demócratas” y “liberales” se distraen con este show mediático, el nuevo presidente Joe Biden sigue ignorando sus presuntas promesas de campaña que aplicaría a partir del “día uno” de su gobierno, entre las que se encuentran (o encontraban) el liberar a los “niños en jaulas” separados de sus familias y el enviar un cheque de 2 mil dólares a todos los norteamericanos afectados por la pandemia.

Mientras que altos funcionarios de Twitter señalan que Donald Trump jamás regresará a la plataforma y el expresidente permanece relegado y condenado a una “muerte digital” luego de que se le quitarán prácticamente todas sus plataformas, el establishment norteamericano parece obsesionado no solo en neutralizarlo, sino en aniquilarlo y borrarlo de la faz de la tierra.

Sin embargo, esta obsesión por “borrar” a Donald Trump (y a su base de más de 75 millones de votantes) de la política norteamericana, podría terminar por mantener al fallido expresidente vigente y con oxígeno rumbo a las elecciones intermedias de 2022 y ¿por qué no? las presidenciales del 2024.