Martes negro vivió la mañanera el pasado 18 de febrero, cuando el compañero, presidente y camarada Andrés Manuel López Obrador perdió los estribos.

La insensibilidad mostrada, no solo por López Obrador, sino por muchos de sus lambiscones, se explica desde la lógica cristiana patriarcal, doctrina donde no se le da la igualdad e importancia a la mujer, quizá esto explique el desafortunado resbalón.

 

La condena de simpatizantes, neutrales y opositores

Julio Astillero en su cuenta de twitter reportó las protestas de mujeres afuera del Palacio Nacional al mismo tiempo que se desarrollaba la mañanera y comentó: “Hoy, en una pared de #PalacioNacional, durante una nueva protesta de mujeres:” y agregó la imagen de una cartulina en la que se leía: ¿a cómo el cachito de justicia?

León Krauze puso un tweet “abstracción moralizante antes que concreción de política pública. “Que hay mucho cariño” una y otra vez. Esto no es gobernar. Esto es pontificar”.

Chumel Torres en su cuenta de twitter “¿oiga presidente, hay un plan PUNTUAL para los feminicidios?... la paz les dejo, mi paz les doy, no tomes en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu iglesia y conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas…

 

El editorial de El País y la ira de Andrés

Sin embargo, lo que desató la ira de AMLO fue el editorial que publicó el diario español El País, donde se señala que López Obrador evita dar un plan concreto para atajar la crisis de los feminicidios y afirma que ante el clamor ciudadano que exige al gobierno que actúe, dice el editorial: Todo lo que ha ofrecido en las últimas conferencias matutinas el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido un catálogo de ignorancia sobre la violencia de género, un asunto harto estudiado y donde es fácil fijarse en la experiencia de otros países más avanzados en esta materia.

Este editorial provocó que, nuevamente, ignorara las causas y que se solidarizara con las víctimas, y en su ira y camisa de fuerza que parece ser el script que le impusieron, se mantuvo, como en todos los asuntos que trata y de los que no da respuesta: En culpar a los neoliberales sin darse cuenta de que el problema es en la CDMX, ciudad que ha sido gobernada en los últimos 25 años por su movimiento y de que incluso él, la gobernó seis años.

 

Lambiscones insensibles y ciegos

Al final, como dicen, el “choro” sirve un tiempo, pero no es suficiente cuando se es gobierno.

 

La mañanera no es lo que parece

Los números no mienten. De acuerdo con datos de la encuestadora Parametría de Francisco Abundis, las mañaneras no cuentan con el conocimiento esperado por la población, ya que solo seis de cada 10 ciudadanos saben que se llevan a cabo. El estudio aclara que la mañanera solo es interesante para los medios de comunicación, analistas y personas interesadas en los temas que se tratan y no ha permeado lo suficiente en la población. De esas seis personas que saben, solamente el 57% ha visto al menos una vez la conferencia, pero no en tiempo real, sino en alguna repetición.

La magia de la mañanera parece estar en su ocaso. La tendencia sobre las audiencias en la mañanera ha bajado, pareciera que esta conferencia solo sirve y va enfocada a los lambiscones, a ciertos grupos de interés como el empresarial y en la mayoría de las ocasiones, para denostar a quienes llama sus adversarios por ser críticos a sus políticas y opiniones.

 

Entonces ¿Para quién es la mañanera?

No es para informar, es para que lo escuchen sus “fieles”, los medios y la oposición que no deja de bailar al son de Andrés, cayendo una y otra vez en sus distractores.