“Sin libertad, la democracia es despotismo, sin democracia la libertad es una quimera”<br>

Octavio Paz

¿Intolerancia?

Antes de asumir formalmente el poder el compañero y camarada presidente, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que en su gobierno nunca se utilizaría la fuerza para resolver conflictos, diferencias o protestas sociales.

Sin embargo, como lo denominó el diario británico Financial Time, AMLO se ha convertido en la nueva figura del autoritarismo en América Latina. No ha dudado en usar su fuerza frente o contra cualquiera que difiera de sus ideas, lo contradiga o se oponga a su proyecto, lo mismo sean colaboradores, legisladores, gobernadores, partidos de oposición, líderes opositores o “pasquines inmundos”.

Prensa “chayotera”

La estigmatización y difamación hacia los medios, intelectuales o analistas que no coinciden con su proyecto contribuyen a un clima de intolerancia a la crítica que permea en sus seguidores. Ese es uno de los principales rasgos de un gobierno autoritario.

Colaboradores

Desde el inicio pidió la “lealtad ciega” de sus colaboradores y quienes han tenido alguna diferencia profesional o no aceptan “sus designios” han sido despedidos y desacreditados.

Carlos Urzua, Javier Jiménez Espriu, Víctor Manuel Toledo, Asa Christina Laurell; Tonatiuh Guillén, Jaime Cárdenas Gracia y Alfonso Romo entre otros, salieron del gabinete por tener fuertes diferencias con AMLO, ya sea por decisiones del camarada, por denunciar corrupción o incluso, por no estar a favor de la destrucción del medio ambiente.

A su salida la descalificación: 

"Eran partidarios del modelo “neoliberal”.

AMLO.

En cambio, con sus leales, aunque los agarren “con las manos en la masa” como a René Bejarano el de las ligas, quien fue premiado por no embarrar a AMLO en su colecta de dinero ilegal para la campaña de 2006.

Destrucción de la CRE

En su obsesión por destruir los órganos autónomos para poder manejar a sus anchas el sector energético su primer objetivo fue la CRE y su presidente, Guillermo García Alcocer, quien era un obstáculo. A él lo acusaron, tanto la UIF como la SFP de que podría estar cometiendo fraude y lavado de dinero y de trabajar en una empresa energética. Las acusaciones nunca fueron comprobadas y aunque el exfuncionario sí las aclaró, la persecución política en su contra no paró hasta que presentó su renuncia.

La Suprema Corte

Otro ejemplo de cómo con su “poder absoluto” amenaza y doblega, fue lo que ocurrió cuando lanzó su iniciativa de consulta ciudadana para enjuiciar a los expresidentes.

El ministro Luis María Aguilar propuso declarar inconstitucional la consulta porque de acuerdo con el Artículo 35 de la Constitución, las consultas ciudadanas no pueden ser utilizadas para restringir o eliminar los derechos humanos reconocidos en la Carta Magna y los tratados internacionales y además, no se puede someter a consulta la impartición de justicia.

Al conocer el sentido del proyecto de resolución del ministro Aguilar, la reacción autoritaria fue: 

"Mi compromiso fue que se lleve a cabo la consulta ciudadana y otros métodos democráticos como el plebiscito, el referendo, revocación de mandato, todo lo que tiene que ver con democracia participativa. Por lo que de inmediato estaría enviando una reforma al 35 para que no se cancele esta posibilidad".

AMLO.

Ahora, ante una posible derrota de Morena en las elecciones intermedias, la desesperación de AMLO por concentrar mayor poder ha quedado expuesta y tan solo en esta semana su autoritarismo quedó de manifiesto.

Cuando la Auditoria Superior de la Federación (ASF) presentó el resultado de auditorías a la cuenta pública correspondientes al primer año de su gobierno señalando una serie de irregularidades, entre ellas el costo tres veces mayor por la cancelación del NAIM, la reacción autoritaria de AMLO fue exigir que se corrigiera la información, porque, como acto de fe, si él tiene “otros datos”, entonces los demás están equivocados.

Horas después se cayó la página de la institución y en un comunicado el Auditor reconocía haberse equivocado, pero ni AMLO ni la Auditoria Superior de la Federación (ASF) dijeron dónde estuvo el supuesto error.

AMLO ordenó al Congreso que no se le cambiara ni una coma a la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica y amenazó: 

"Les vamos a sacar la cuenta de todo lo que se han llevado, porque es lo mismo que lo de la venta del gas, de los reclusorios, de las medicinas. Por eso toda una campaña en contra. Vamos a defender, no solo a la CFE y a Pemex, sino a la hacienda pública y la economía"

AMLO.

La iniciativa, por supuesto, se aprobó sin que le cambiaran una sola coma, las observaciones de la comisión de Economía de la Cámara de Diputados no fueron consideradas ni las que emitió el “Parlamento Abierto” ni mucho menos las del CCE y otras instancias.

Para cerrar con broche de oro, el día después de que se aprobara la iniciativa, AMLO fue contra el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, a quien se le inició un proceso de desafuero, por presuntos vínculos con el narcotráfico.

Casualmente este gobernador fue quien llamó “cínico e irresponsable” a Manuel Bartlett por el mega apagón de diciembre pasado, y para justificarse, presentaron un oficio falso que el gobierno de Tamaulipas exhibió.

Cabeza de Vaca también ha manifestado su inconformidad en temas como la desaparición de los fideicomisos y política energética, además forma parte de los 10 gobernadores federalistas.

Mejor ejemplo podría tomar el compañero presidente de quien dice es su principal referente e inspiración, pero cumple con una frase que se le atribuye a Juárez: 

“A los amigos justicia y gracia. A los enemigos la ley a secas”.

AMLO.