El proceso de transición política, económica, social y medio ambiental que vive nuestro país nada tiene que ver con la propuesta de la 4T y del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En las elecciones de junio próximo habrá dos caminos para los electores, uno el que proponen AMLO y el grupo de Morena conformado por expriístas, expanistas y experredistas, la mayoría de ellos con una larga cola que les pisen, y que son producto del viejo sistema y otro, el que avanza conjuntando nuevas generaciones y mentalidades que utilizan como plataforma los resabios de lo que quedó en el PRI, PAN y PRD.
La arcaica visión del priísmo de los setenta que ha traído de regreso el camarada presidente, ha dejado de lado temas como el cambio climático, la transición energética, los derechos de la mujer y un nuevo enfoque en la economía adaptada a las condiciones actuales, junto con las medidas legislativas que reconozcan estas nuevas condiciones.
La contienda electoral enfrentará esas dos visiones, pero lamentablemente, son pocos los políticos que realmente quieren dar el paso y atreverse a encabezar los cambios que requiere este país.
Política y equidad
Un aspecto que resultará determinante en las próximas elecciones es la inclusión de la mujer, se trata de que los partidos lleven la equidad de género más allá del discurso y se preocupen por crear las condiciones para que participen con las mismas oportunidades sin ser vilipendiadas.
En este sentido, hay quienes ya han dado pasos en la dirección correcta, como la alcaldesa de Chihuahua y hoy candidata del PAN a la gubernatura del estado, Maru Campos, que tuvo que enfrentar la misoginia del actual gobernador Javier Corral, quien por todos los medios intentó frenar su candidatura.
Está también la diputada de Tlaxcala, Adriana Dávila, que recientemente sufrió del exabrupto misógino por parte del camarada diputado Gerardo Fernández Noroña, situación que incluso llegó a los tribunales y por mandato de las instancias correspondientes fue obligado a emitir una disculpa pública.
El respeto y la equidad de género van más allá del agravio personal, en caso necesario se debe recurrir a denunciar o demandar sin importar las consecuencias, solo así se logrará avanzar al verdadero cambio.
Un ejemplo es el resolutivo del Tribunal en el caso de la diputada Adriana Dávila, que cobra especial importancia en un año electoral en el que varias mujeres buscarán un encargo público, para evitar ataques por razón de su género para determinar su participación política.
No es nuevo que la diputada impulse estos temas, en su estado, junto al Colectivo 50 + 1, busca establecer mecanismos de colaboración que aseguren el respeto a los derechos de las mujeres que participan en los espacios de decisión.
Como ella, hay mujeres que enfrentan día con día situaciones de genero incluso al interior de sus partidos, en su caso el PAN, y a pesar de reunir las características adecuadas para contender por un puesto de elección, ven limitada su participación y hasta se les obstaculiza su ascenso en la política.
Sin embargo, existen mujeres valiosas y valientes que avanzan con paso firme a pesar de que hay quienes mantienen la visión de que el gobierno y la vida política de los partidos son terreno para hombres, sin tomar en cuenta que hay mujeres capaces de romper con el esquema y de escalar a altas esferas, como la dirigencia del PAN, o la de cualquier otro partido.