No es secreto que en estas elecciones por la Presidencia de México, de algún modo, las encuestas han jugado un papel más protagonista que en años anteriores. Y es este protagonismo el culpable de muchas discusiones y debates. “Que las encuestas están manipuladas”, dicen algunos. “Es imposible, no quieren ver la realidad”, dicen otros.

 

Me parece que se peca de ingenuidad al decir que las encuestas no pueden ser, en cierta forma, manipuladas. Nadie duda del factor matemático en ellas, sin embargo, existe otro factor que parece que la mayoría de los analistas pasan por alto.

 

El reconocido sociólogo italiano Giovanni Sartori, en su libro “Homo videns, la sociedad teledirigida” (que por cierto recomiendo mucho) escribe:

 

“(…) los sondeos de opinión consisten en respuestas que se dan a preguntas (formuladas por el entrevistador) (…), las respuestas dependen ampliamente del modo en que se formulan las preguntas (y, por tanto, de quien las formula) , y que, frecuentemente, el que responde se siente “forzado” a dar una respuesta improvisada en aquel momento (…) la mayoría de las opiniones recogidas por los sondeos es: a) débil (no expresa opiniones intensas, es decir, sentidas profundamente); b) volátil (puede cambiar en pocos días); c) inventada en ese momento para decir algo (si se responde "no sé" se puede quedar mal ante los demás); d) produce un efecto reflectante, un rebote de lo que sostienen los medios de comunicación.”

 

Según Sartori, las encuestas podrían ser manipuladas desde el origen, es decir, desde el momento mismo de hacer la entrevista. Por ejemplo, imaginemos que una encuestadora hace un sondeo sobre el aborto. No es lo mismo preguntar “si se está a favor de la prohibición del aborto o en contra de su prohibición” a preguntar “si se debe permitir el aborto o se debe proteger el derecho a la vida”. Claramente las dos preguntas están formuladas para esperar una respuesta deseada.

 

También es posible que factores tales como qué candidato se mencione de primero o de último a la hora de encuestar, influyan a la hora de responder.

 

¿Qué no dicen las encuestas? Nos dicen que el candidato por el PRI, Enrique Peña Nieto, tiene una ventaja muy considerable (por no decir definitiva) en las preferencias. ¿Mienten las encuestas? Personalmente no creo que lo hagan, ya que, incluso las encuestadoras de confianza de las izquierdas como la de Covarrubias, le dan ventaja al priista. E incluso, aunque Andrés Manuel López Obrador diga que las encuestas están “copeteadas”, su estrategia claramente está enfocada en el supuesto de que Peña Nieto le lleve la delantera.

 

A pesar de todas estas posibilidades de manipulación, tenemos que reconocer que nunca (o al menos hasta donde sé), ha ganado las elecciones un candidato que esté en tercer lugar. Y me parece que dado la ventaja que Peña Nieto tiene (según las encuestas), tanto Andrés Manuel López Obrador como Josefina Vásquez Mota están empatados en tercer lugar.

 

Se estaría cometiendo un error si se ignoran las encuestas, ya que donde tienen más importancia, es a la hora del voto útil, que es lo que los candidatos del PRD y del PAN se están disputando. Pero ese es otro tema.