El día que se anunció el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard dijo, en el noticiero de radio de Carmen Aristegui, que el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, por su cercanía con Enrique Peña Nieto, va a entregar la capital al PRI.

En su videocolumna, Elisa Alanís comentó lo anterior y pronosticó que no iba a tardar la respuesta de Mancera a Ebrard.

Elisa expresó que la de Mancera iba a ser una muy dura respuesta a su antecesor.

Mancera no es suave, afirmó la señora Alanís. Y es que no puede ser un político suavecito alguien que pasó tanto tiempo en la Procuraduría del DF metiendo gente a la cárcel.

Y no, no es Mancera un tipo suave. Tiene cara de niño bien portado en la escuela, pero es un político con poder que sabe usar fu fuerza.

El gobierno de Mancera ya denunció a no pocos colaboradores de Ebrard, los que manejaron el proyecto de la Línea 12 del Metro.

No se ha mencionado a Ebrard entre los acusados, que desde luego casi seguramente irán a la cárcel.

Todavía no se menciona a Ebrard. Pero, ojo, esto no significa que esté exonerado. De hecho, son altas las probabilidades de que también se acuse a Ebrard. Era el jefe de todos los imputados y el responsable final de la Línea 12.

Y bueno, pues si alguno o algunos de los que tendrán que declarar ante el ministerio público menciona a Ebrard porque no le quede de otra, pues entonces el procurador Rodolfo Ríos tendrá que proceder.

Mancera se está viendo, sin duda, muy bien. Por su alegato a favor de aumentar el salario mínimo, por su colaboración con Peña Nieto, por limpiar el GDF de la sucia corrupción y, sobre todo, porque ya viene la reforma política del Distrito Federal, el jefe de gobierno recuperará la popularidad perdida.

No puede haber la menor duda.