¡A ver! Ustedes díganme si no se sorprenderían si entre los apretujones del Metrobús escucharan que alguien dice con toda precisión que hay una gran confusión entre la gente “porque en realidad no se va a sortear el avión presidencial −que no tenía ni Obama−, sino que se va a rifar el valor de ese avión”.

Eso sucedió durante una conversación muy animada entre una guapetona jovencita y su acompañante de edad más avanzada, que iban cómodamente sentados frente a la puerta mientras otros más luchábamos por encontrar de dónde sostenernos, con todo y que sabíamos que no caeríamos porque viajábamos como sardinas paradas.

Muchos como yo, nos sorprendimos y pusimos atención en su explicación.

−Mira, es muy sencillo −dijo−. Todo depende del tipo de premio. Si es en efectivo, como ya dijo el presidente que será, entonces es una rifa, que generalmente se hace con la venta de boletos de los que se obtiene mucho más dinero que lo que es el premio.

−Como la lotería, comentó rápidamente su acompañante con un gesto de conocedor.

Sin más, ella continuó: −Y el sorteo es cuando se ofrecen objetos, como en las tómbolas.

Con el rabillo del ojo alcancé a ver a mis compañeros de viaje expresiones de satisfacción por la explicación y el clásico murmullo con esa mmm… de entendimiento.

Pero no faltó quien, al dirigirse hacia la puerta y empujar a los que rodeábamos a la pareja, soltara a manera de despedida: −“Como sea, es pura faramalla de políticos que t-o-d-o-s vamos a pagar, porque ¿a poco los mil 500 millones que según el Peje le comprometieron los empresarios va a salir de sus bolsas? Mangos, lo vamos a pagar n-o-s-o-t-r-o-s…−, mientras dibujaba un círculo con su brazo derecho en alto, para luego rematar con el adiós de su mano: −¡ya verán canijos!

Mientras caminaba hacia la salida, la muchacha lo siguió y elevó la voz para que todos oyéramos:

−“Hay cuando menos dos circunstancias en las que se apoyan los chantajes emocionales. Uno es la culpa y el otro es la inseguridad. Con la cena se quiso hacer creer, a los que fueron, que lo hicieron porque quisieron, en libertad. Pero, se puso en evidencia la maldad de quien en verdad tiene el poder. Así se hace para que los demás se comporten como él quiere.

Como pocas veces el interior del Metrobús se llenó de silencio, que se notó más porque los monitores no transmitían videos musicales sino mensajes sin audio de la Alerta ámbar y se nombraba a la próxima estación.

En la estación La Bombilla, la joven y su acompañante se dirigieron a la puerta y, al pasar frente a mí, le pregunté a ella: ¿Y qué considera que será la rifa del valor del avión (le enfaticé esta idea)?

−Un avión, me respondió con una sonrisa burlona mientras salía.

La respuesta me trajo a la memoria los fraudes que se hacían hace muchos años con “los aviones” y luego pensé en las Pirámides, las Cadenas, los Círculos de prosperidad, las Bolas solidarias o las Células de gratitud que en general son esquemas fraudulentos de inversión-

Pero también recordé el fraude del vicepresidente del JP Morgan Chase, Hernán Arvizu que en 2016 estafó al Citibank, la Unión de Bancos Suizos y hasta al Deutsche Bank, con una suerte de manejos de recursos en paralelo.

Cómo olvidar la gigantesca pirámide que construyó Bernie Madoff, también del JP Morgan desde Nueva York, con la que estafó a más de 13 mil 600 personas y se levantó unos 65 mil millones de dólares, además de varios suicidios.

O la crisis financiera global de 2008 que seguimos pagando y que se originó 2 años antes por la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos y que contó con el aval de autoridades gubernamentales, políticos y banqueros, diría el presidente de la FED, Alan Greenspan.

Basta algún estímulo, como los tamales de Chipilín y el atole, altos rendimientos o un objeto inalcanzable como un avión en un ambiente de inseguridad para hacer manipulable a cualquier persona.

Varias estaciones adelante, me bajé del Metrobús y atribulado por esas ideas escuché en una radio que el Banco de México había decidido bajar 0.25 puntos la tasa de interés que quedó en 7.0 por ciento, su nivel más bajo desde 2017. Pensé en la cena de los cachitos del avión y en aquella frase de despedida con el sonoro ¡ya verán canijos!

@lusacevedop