Roberto Garduño, de La Jornada, ha dado el mejor testimonio de lo que es el oportunismo político. Los hechos ocurrieron en Playa Paraíso, Colima. Cuenta el reportero del gran diario de izquierda mexicano que ?a unos metros de la destruida avenida principal de este pueblo pesquero, entre mujeres, niños y hombres suplicantes de apoyo para reconstruir sus casas y negocios, el presidente Enrique Peña Nieto fue en busca del senador panista Jorge Luis Preciado, quien observaba a escasa distancia la reunión con los pobladores afectados por el huracán Patricia?.

Fue durísimo EPN con el panista Preciado, otra vez aspirante a la gubernatura de Colima. El diálogo que el periodista Garduño dio a conocer no deja lugar a dudas:

?Jorge Luis, ¿tú andas haciendo campaña o estás ayudando? ?preguntó Peña Nieto.

?¡Nooo! ?replicó el ex candidato panista al gobierno del estado?, yo vine a acompañar al presidente de Tecomán, porque sus playas resultaron afectadas.

?Me da mucho gusto ?repuso el Presidente?, ahora yo voy a llevar la labor de reconstrucción. Yo voy a ayudar en la reconstrucción; en la parte política, ¡en esa ni me meto!

Así, Enrique Peña se despidió de Preciado, una vez que el vocero presidencial, Eduardo Sánchez, lo condujo hasta el panista, en medio de la tragedia de los de Playa Paraíso.

Antes, Preciado, rodeado de ayudantes y acompañado de una despampanante mujer, respondió con júbilo a quienes le gritaban: ?¡Preciado, mi próximo gobernador, chingao!?

??¡A güevo, putos!? ?replicaba gustoso.

Habrá nuevas elecciones en Colima. Las anteriores, que ganó el priista Ignacio Peralta, fueron anuladas muy poco tiempo antes de que Patricia tocara tierra porque un funcionario público hizo algo indebido.

Así las cosas, no había mejor escenario para empezar la nueva precampaña que visitar a los damnificados por el huracán Patricia.

No sé si Peralta, un político con formación técnica muy serio, sintió la tentación de promover su imagen ?ayudando? a los que resultaron dañados por el huracán. En cualquier caso, hombre serio que es, decidió no hacerlo.

El que no resistió las ganas de aprovechar la tragedia para su beneficio político fue el panista Preciado.

Pero el oportunista no contaba con que se iba a topar al presidente de México y que este lo iba a exhibir. El tiro le salió por la culata.