Cuando se anunció, con bombo y platillo, la instauración de un nuevo torneo de copa, la Copa Mx, todo parecía miel sobre hojuelas. En verdad lucía como un proyecto de suma importancia, donde se generaría más competencia entre los equipos y se subiría el nivel de la Liga de Ascenso. Incluso las cadenas de televisión de paga se vanagloriaron pues por fin tendrían fútbol mexicano en sus transmisiones, era un proyecto ambicioso que nos pintaron como de primer mundo. Terminó siendo todo lo contrario.

Desde el comienzo del torneo copero, los clubes de primera división mostraron su falta de interés en éste al alinear cuadros alternativos, incluso cuando jugaban entre ellos. El resultado fue claro, el campeón fue el cuadro de la antigua Primera A, Dorados de Sinaloa.

Ante esto se intentó incentivar a los equipos a que alinearan a sus estelares en estos partidos, incluso se da ahora medio boleto a la Copa Libertadores a quien resulte campeón, pero ni eso ha motivado a los clubes del máximo circuito a buscar ganar este torneo.

El problema es que la mala planeación del torneo y el desconocimiento de las precarias condiciones con las que se juega en el Ascenso Mx, han terminado por hacer de este torneo peor que partidos de pretemporada. Desde su primera edición fue constante ver que las canchas se inundaran con las fuertes lluvias en toda la República Mexicana. Prueba de ello las imágenes de aficionados del Celaya que se bajaron de la tribuna para sacar a cubetazos el agua del terreno de juego y las bancas para un partido ante Pumas. Aunado a esto, el calendario del balompié mexicano está tan saturado que se vuelve casi imposible recalendarizar los partidos, por lo que los árbitros prácticamente obligan a jugar a los equipos en las peores condiciones posibles.

El fracaso de la Copa Mx es tal, que para este torneo se han dejado de transmitir la mayoría de los partidos. En las cuatro ediciones anteriores veíamos más juegos por la televisión de paga, ahora sólo se eligen unos cuantos, el rating es paupérrimo y el desinterés de la afición mayúsculo, para muestra la baja asistencia a los estadios (hay juegos que no lograron registrar ni dos mil espectadores).

La apuesta de la Liga Mx de tener su torneo de copa resultó una pérdida de tiempo y dinero. Los equipos están obligados a jugar este torneo, pero si se sometiera a votación seguramente la mayoría, si no es que todos, rechazarían jugarlo. Lo cierto es que, ante la priorización de factores comerciales y otros negocios que existen en nuestro balompié, la Copa Mx seguirá, con todo y el rechazo de los técnicos, jugadores, patrocinadores, televisoras y, lo más importante, los aficionados. Así entonces.