Arriba en las preferencias

Alito -Alejandro Moreno- ganará la elección a la dirigencia nacional del PRI que se juega hoy domingo. Hay pocas dudas. Pero puede ser la última llamada para este partido, sumido en la peor crisis de su historia.

Grave será la responsabilidad de Alejandro Moreno, “Alito”, quien llega a la cita este domingo con los momios a su favor.

La encuesta que publicó REFORMA revela lo que se respira en la atmósfera. Que Alito encabeza las preferencias de los militantes de este partido, que -se espera- se congregarán hoy a lo largo y ancho del territorio nacional en cifras que oscilan entre 4 y 6 millones para elegir a su nuevo dirigente. 

Las preferencias de los militantes, de acuerdo a esta encuesta levantada entre el padrón de militantes del PRI aprobado por el INE, son las siguientes:

1)Alejandro Moreno: 47%

2)Ivonne Ortega: 24%

3) Lorena Piñón: 10%

4) Indecisos: 19%

Los desafíos del que seguramente será el próximo líder del PRI, son enormes.

El PRI, padece el síndrome de la esposa engañada, que no cree en su marido arrepentido

El ejemplo viene como anillo al dedo. El esposo tras engañar a su consorte, y ser descubierto, muestra un arrepentimiento que busca ser sincero. La mujer, escucha las palabras que salen de su boca, pero, en el fondo, no lo perdona. No lo cree. Quizá, con los años.

El PRI (lo mismo el PAN) padecen de este mal, que ahora luce endémico.

Los electores manifestaron en las urnas en las elecciones presidenciales de julio pasado una abrumadora sensación de rechazo no sólo para el PRI, sino para el PAN, y las candidaturas independientes.  Se sintieron engañados. Frustrados por la corrupción. Por la impunidad. Por la inseguridad.  Por un crecimiento económico bajo, que no logró bajar durante mucho tiempo el número de pobres.

El mensaje de AMLO resultó creíble para 30 millones de mexicanos que se volcaron a MORENA en las urnas.

La desconfianza ha sido tan grande, que AMLO ha mantenido una imagen alta, recordando el pasado de corrupción

El PRI, que elige hoy a su nuevo líder, y trata de reencontrarse, tras sumirse en una crisis profunda, despertó tanta desconfianza que aún a seis meses del gobierno, muchos mexicanos siguen viendo la paja en el ojo ajeno - en los desmanes de lo que AMLO llama la era neoliberal- que la viga en el propio -en los desaciertos de la 4t- manteniendo aún alta su imagen, aunque ésta ha bajado unos 10 puntos desde su pico.

Tal fenómeno es nuevo y de una fuerza imprevista en al comportamiento de la percepción en México.

Aprender a ser oposición

La gran pregunta es la siguiente: ¿Qué pasará si la imagen de MORENA va en descenso en le eventualidad de que el nuevo gobierno conduzca a una crisis económica? ¿Podrá el PRI, que otrora gozó de una importante preferencia electoral, retener los votos que perderá el hoy partido el gobierno?

La tarea de la nueva dirigencia, que muy probablemente encabezará Alito, para retomar la confianza del electorado es inmensa. Los resultados en las recientes elecciones de julio pasado, demostraron que más que el PRI, el PAN es percibido como la oposición al partido en el gobierno, MORENA; así como también un desánimo de los votantes, que elevaron a niveles extraordinarios el abstencionismo.

El PRI durante mucho tiempo se mantuvo en la posición de partido dominante. Hubo momentos en que cayó a una tercera fuerza política, pero se recuperó. Los nuevos liderazgos del PRI tendrán que demostrar ser una oposición creíble para los votantes. La prueba de fuego se dará en las elecciones de 2021, donde se jugarán 15 gubernaturas, de las cuales el PRI gobierna ahora 9.

El PRI tendrá hoy que evitar el fantasma de la división

Muchas veces en su historia reciente, ha quedado demostrado que el problema del PRI es el propio PRI. Esta otrora formidable maquinaria que durante mucho tiempo imperó en el país y cuya historia se remonta a Plutarco Elías Calles en el siglo pasado, tiene entre sus principales puntos vulnerables la división interna.

En la contienda por la dirigencia nacional, que hoy se despeja con el probable triunfo de Alito, tendrá que sortear este riesgo.  Su victoria tendrá que ser creíble no sólo ante los ojos de la militancia principalmente, sino de la opinión pública.

Antes lo lograron: el PRI logró levantarse, y recuperar la presidencia en el 2012, tras dos sexenios de predominio panista. 

El reto de los actuales tiempos que presenta la nueva dirigencia, que muy probablemente será encabezada por Alito, es con mucho, de dimensiones mayúsculas. El tiempo lo dirá.