No puede existir un jefe de Estado o de gobierno que, en el marco de su competencia, se ostente como conocedor o conocedora de todo el sistema jurídico, político, administrativo o convencional del que participe, producto de que los Estados y sus mismas estructuras son complejas, ya sea por la evolución propia de los Estados, por la integración a otros sistemas jurídicos o por su relación con los particulares, entre muchos supuestos más.

No obstante, no es prudente que un titular del gobierno, en cualquier parte del mundo alegue desconocimiento de la existencia de una estructura administrativa, cuando él mismo es quien propuso al titular del organismo que dice desconocer.

Esto fue lo que sucedió durante la semana anterior, cuando el Presidente manifestó el 17 de junio, que recién se enteró de la existencia del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), olvidando que él mismo designó, como titular de dicha institución a Mónica Maccise quien tomó protesta del encargo el 20 de noviembre de 2019.

En este sentido, la pregunta es, cómo es posible que un jefe de gobierno pueda nombrar a un funcionario como titular de un órgano que no conoce, esto genera, por lo menos, suspicacias del desconocimiento del Presidente sobre su gobierno.

Además de lo expresado, a pregunta directa de si debe desaparecer el CONAPRED, el presidente respondió que sí, pero no solo dijo eso, también fue más allá al señalar que la “Secretaría de Gobernación, que tiene que ver con los derechos humanos se haga cargo”.

En este sentido, el presidente no sólo develó su falta de conocimiento sobre la administración que gobierna, sino sobre los temas relacionados con los derechos humanos y procuración de las personas. Afirmar que un órgano encargado de defender derechos humanos, entre ellos la prohibición a la discriminación para que éstos sean tutelados por una institución que depende directamente del Ejecutivo, como lo es la Secretaría de Gobernación es desconocer que la protección de los derechos humanos trascienden la órbita de los Estados políticos pues este tipo de derechos, son prerrogativas que parten de la igualdad, la indivisibilidad, la progresividad y la autodeterminación; por ende, jamás deben ser tutelados directamente por uno de los llamados “poderes” del Estado, es decir, debe estar fuera de la órbita de influencia directa del ejecutivo o del legislativo.

En este marco, los derechos humanos en el orbe son y deben ser defendidos por los mismos humanos, así como por las instituciones autónomas, libres de influencia del poder público clásico; recordemos que sobre este modelo se originaron en el mundo todas las defensorías de derechos humanos, incluida nuestra Comisión Nacional de Derechos Humanos.En este orden de ideas, El CONAPRED no debe desaparecer, como lo expresó el titular del Ejecutivo, por el contrario debiera mantenerse y dotarlo de más libertades, como por ejemplo, retirarle el carácter de sectorizado que hoy día tiene con la secretaría de gobernación.

Sostener lo contrario creo sería un error y es tanto como decir que en este país no hay diferencias o descalificación entre personas incluso, por parte de las mismas autoridades o instituciones privadas, por el origen étnico o nacional, el color de piel, la cultura, el sexo, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, económica, de salud o jurídica, la religión, la apariencia física, las características genéticas, la situación migratoria, el embarazo, las opiniones, las preferencias sexuales, la identidad o filiación política, el estado civil, la situación familiar, las responsabilidades familiares, el idioma, los antecedentes penales entre muchos más.

En este marco, todos los mexicanos, incluidos el presidente y sus funcionarios deberíamos revisar los principales resultados que arrojó la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) para apreciar la triste realidad en la que nos encontramos y comprender que para mejorar las condiciones del país, hoy y siempre debemos auto-tratarnos como iguales y no descalificarnos por preferencias económicas, sociales y/o culturales.