Hace un par de días, Carmen Aristegui le preguntó, en su programa de radio al analista Lorenzo Meyer su opinión sobre el “juicio madre”, es decir, el juicio de inconformidad que esta semana concluirá en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Meyer le respondió a Aristegui invirtiendo los términos: “Es una madre de juicio”.

O sea, que es un juicio que vale madre. ¿O quiso expresar otra cosa Lorenzo Meyer?

Es una madre de juicio porque ya todo el mundo conoce el veredicto: el Tribunal Electoral dirá que Enrique Peña Nieto ganó las elecciones presidenciales de 2012.

Un juicio que, sin duda, vale madre porque la izquierda, que buscaba con el mismo invalidar el proceso electoral, presentó pruebas que jurídicamente hablando no pueden ser tomadas en cuenta.

En fin, el juicio de inconformidad será el tema de esta semana. Cito a cuatro analistas:

Jorge Alcocer V., en Reforma, dice en su artículo “SUP-JIN-359 /2012”:  “A más tardar el viernes de esta semana la Sala Superior del TEPJF resolverá sobre el último de los juicios de inconformidad por la elección presidencial; se trata del identificado con la clave que da título a este artículo, mediante el que la coalición Movimiento Progresista pide declarar la nulidad de la elección presidencial”.

Alcocer, que hace un buen análisis del juicio de inconformidad, aclara que “la carga de la prueba recae en los quejosos, no en la Sala Superior, pues ésta no puede actuar como abogado de aquéllos, ni realizar una suplencia de la queja que desborde los límites que al TEPJF imponen la Constitución y las leyes. Es decir, la sentencia tendrá que emitirse a partir de lo que obra en el expediente, no con base en dichos, creencias o sospechas”.

En el caso de que el TEPJF “considere probada la violación generalizada de principios constitucionales, y que ello fue determinante en la elección, la Sala Superior tendría que resolver la nulidad de toda la elección; con lo cual -creo- ya no habría declaración posterior alguna, sino que procedería notificar la sentencia a la Cámara de Diputados, para que el Congreso de la Unión proceda conforme a lo establecido por la Constitución”.

Pero, si por el contrario, “la Sala Superior, al resolver el JIN-359, no anula la elección presidencial, entonces lo que sigue es formular la declaración de validez de la elección y la de Presidente Electo, que una vez aprobada conduce a la entrega de la constancia de mayoría al electo. Lo anterior ocurrirá, a más tardar, el 6 de septiembre”.

Es importante el texto de Alcocer por las fechas. Esta semana, el viernes a más tardar, se sabrá si se invalida la elección como lo ha pedido Andrés Manuel López Obrador, o bien si se ratifica el triunfo de Enrique Peña Nieto. No tiene el Tribunal Electoral hasta el 6 de septiembre para resolver, como han dicho algunos líderes políticos, entre otros Ricardo Monreal. El 6 de septiembre es la fecha límite para entregar la constancia de mayoría al presidente electo.

Luis Hernández Navarro en “La hora cero de #YoSoy132”, un escrito publicado en La Jornada, señala que “la señal de alerta se ha encendido. La cuenta regresiva camina aceleradamente. La hora cero se acerca. El movimiento #YoSoy132 se ha declarado en alerta ante la imposición de Enrique Peña Nieto como Presidente de la República”.

Según Hernández Navarro, “su plan de resistencia (el de #YoSoy132) está en marcha, y siguen surgiendo inesperadamente todo tipo de expresiones de descontento no proyectadas de antemano”. Porque, dice el columnista, “la situación es incierta. Cualquier cosa puede suceder en las próximas semanas, incluyendo que no pase nada”.

Para el colaborador de La Jornada, “el movimiento se encuentra muy cerca de su hora cero. Su respuesta ante el fallo del Trife será fundamental no sólo para su futuro sino para el conjunto del movimiento popular en el país. Una reacción inadecuada facilitará el terreno para el desencanto y la descomposición política; una respuesta inteligente dará aliento a la resistencia”.

Magdalena Gómez dice en su columna “Sin novedad en el TEPJF”, publicada en La Jornada, que “esta semana se confirmarán los peores augurios respecto al alcance de la resolución que habrá de votar el TEPJF respecto al juicio de inconformidad interpuesto por el Movimiento Progresista”.

Ella opina así por “las señales que han mandado los últimos días” que en opinión de la analista “apuntan a la tendencia a convertir casi en faltas administrativas las evidencias de violación al principio constitucional de equidad, para no hablar de la danza de millones cuyo origen no parece tener importancia para los magistrados, como no lo tuvo para el IFE”.

Bibiano Moreno Montes de Oca, en SDPNoticias.com, en su columna “Ya viene la madre de todas las resoluciones” dice que “lo que ahora se vislumbra es lo evidente: el TEPJF validará el triunfo de Peña Nieto en la elección de julio y, por tanto, lo declarará presidente electo de la República Mexicana”

Subraya que “el TEPJF es la última instancia autorizada en nuestro país para darle validez al triunfo del candidato vencedor”

Y José Antonio Crespo, en El Universal, en su artículo “Amago electoral” concluye que “la izquierda se presenta como defensora del artículo 41 constitucional al pedir la anulación, pero la propia Carta Magna estipula en su artículo 99 que el fallo del Tribunal es inatacable, se valore como se valore. Y el artículo 9 prohíbe la intimidación y la amenaza a las autoridades encargadas de decidir algún litigio, como es el caso ahora del Tribunal. Pero bien sabemos que nuestros partidos suelen defender aquellos artículos de la Constitución que les convienen (mientras les convengan), pero pasar por alto lo que les perjudica o estorba”.