En medio de la polémica provocada por las acciones de la llamada Alianza Federalista, cuyo propósito, más allá de una exigencia de reestructuración del pacto fiscal es la conformación de un bloque político contra López Obrador, un gobernador del centro del país parece distanciarse de cualquier escándalo mediático: Alfredo del Mazo Maza.

El lector recordará que la elección de Del Mazo al gobierno del Estado del México estuvo marcada por una feroz contienda contra la maestra Delfina Gómez, quien contó con todo el apoyo de AMLO en el primer experimento morenista por la gubernatura del estado. El peso económico del Estado de México condujo a varios analistas a especular que un posible gobierno de Morena sería el detonante para la elección de López Obrador en 2018, pues la presencia de Delfina en Toluca se hubiese traducido en dinero público en favor de la campaña del hoy presidente de México.

Del Mazo, priista de pura cepa y pariente de Enrique Peña Nieto, parece mantenerse al margen del golpeteo promovido por los gobernadores de oposición. Como mandatario estatal de la entidad más grande del país en términos de población, y segunda en relación con el PIB nacional, el gobernador mexiquense parece trabajar estrechamente con el gobierno federal, y sobre todo, con Claudia Sheinbaum en una aparente fructífera colaboración interestatal, principalmente en el esfuerzo conjunto contra la pandemia.

El Estado de México, entidad que precipitó a Enrique Peña a Los Pinos, parece ser gobernado por un individuo que no tiene aspiraciones presidenciales. Sin embargo, una buena gestión al frente del estado, conjugado con la victoria electoral del candidato del PRI en 2023, podría allanar el rumbo del priista hacia la búsqueda de una senaduría, pues el lector recordará que Del Mazo ha sido diputado federal y presidente municipal de Huixquilucan.

Del Mazo gobierna uno de los últimos bastiones priistas de país. Sin embargo, su evaluación es generalmente baja entre los mexiquenses, pues la violencia incontrolable en municipios como Ecatepec, Chimalhuacán y Nezahualcóyotl (y si se quiere, Naucalpan) han mermado la credibilidad del gobernador, al igual que lo hizo con su antecesor Eruviel Ávila y el propio Peña Nieto.

En suma, Alfredo Del Mazo parece confinado en Toluca, y ha resistido la tentación de sumarse a la alianza de gobernadores de la oposición para golpear al presidente López Obrador; quizá derivado de una falta de voluntad política, de un pacto con el primer mandatario, o simplemente, de una discreción personal del mexiquense.